Momentos difíciles

El próximo sábado, pasado mañana, se conmemora el 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma, es decir de la creación de la Comunidad Europea, un sorprendente y raro mecanismo político y económico, ideado por un pequeño grupo de políticos franceses y alemanes, para recomponer la catástrofe de la II Guerra Mundial.

No va a ser un aniversario muy alegre porque la ahora llamada Unión Europea, que reúne ya a 28 países (27 cuando se produzca la salida del Reino Unido) atraviesa una crisis política formidable cuyo final nadie es capaz de predecir y porque ayer se produjo un nuevo atentado terrorista, con varios muertos y heridos. El ataque tuvo lugar esta vez en Londres, pero como es lo habitual, las víctimas son de distintas nacionalidades entre ellas varios estudiantes franceses, una circunstancia que probablemente influya en la ya complicada campaña electoral que tiene lugar en el país vecino y en la que los sondeos siguen dando ventaja a la extrema derecha.

Sesenta años no son casi nada desde el punto de vista de la historia europea, pero deberían ser suficientes como para valorar el sentido benéfico que ha tenido la Unión, amenazada ahora por nacionalismos que parecían debilitados y que resurgen al calor de la crisis económica y de la manipulación de fenómenos como una nueva fase de fuerte inmigración. Son momentos difíciles que requerirían un fuerte liderazgo europeo, pero desafortunadamente esa capacidad política parece haber desaparecido. A la espera de las elecciones francesas, en muy pocas semanas, es muy posible que los dirigentes que acudan el sábado a las celebraciones del Tratado de Roma se limiten a contener el aliento.