Amigos, enemigos y compañeros del PSOE

Madrid

Al triángulo en el que la política española pasará la primavera, formado por Cataluña, el PSOE y la minoría del Gobierno, se le han empezado a recalentar dos de sus costados: el catalán y el socialista. Son los que agitarán los próximos meses porque en el Gobierno se detecta cierta tranquilidad a pesar de su minoría y de las derrotas por la estiba, la ley mordaza y la comisión que investigará las finanzas del PP. En La Moncloa confían en que aprobarán los presupuestos y eso aclara su horizonte. En un año que será difícil para Europa con el 'Brexit' y las elecciones en Francia y Alemania, España quiere mandar en este curso a Bruselas señales de estabilidad. Más por cuanto el primer grupo de la oposición, que es el PSOE, está a punto de adentrarse en una guerra incierta que puede acabar fracturando un partido centenario. Al margen de lo que ocurra en Murcia, la complicación más grave para el Ejecutivo vendrá de Cataluña, así que Rajoy prepara anuncios y viajes a esa comunidad. La pregunta es si llega a tiempo, porque la respuesta únicamente judicial y la inhabilitación de Francesc Homs anima a los independentistas, como reconoció esta semana Artur Mas en su gira por Madrid para "hacer pedagogía".

Amigos

El mismo presidente al que la oposición reprochaba su desdén cuando disponía de mayoría absoluta, descubre ahora la costumbre de llamar por teléfono. La minoría parlamentaria y el riesgo de quedarse sin presupuestos han despertado la sociabilidad en Rajoy, que reconoció en el Senado su propósito de "hacer amigos". El PP se prepara para las cesiones a las que se negó en la anterior legislatura y tratará de que los embates de la oposición por derogar sus leyes se queden en modificaciones. La prioridad está en la cuentas para este año y en eso ha resultado clave el acercamiento al PNV. No hay acuerdo cerrado pero Cristóbal Montoro habla de optimismo, lo que es mucho decir para un ministro de Hacienda. Lo que puede interferir el proceso es la situación en Murcia, que tensa de nuevo la complicada relación entre el PP y Ciudadanos. Rajoy y Rivera tratan de salvar con pragmatismo su indisimulada falta de química.

Enemigos

La Generalitat de Cataluña ha dedicado la semana a enviar a Madrid (y en Madrid) el mensaje de que no son enemigos de nadie. Diálogo y política frente a las sentencias, es su mensaje. El president Puigdemont publicó un artículo en 'El País' junto al vicepresidente Junqueras y ha pedido dar una conferencia en el Senado mientras Artur Mas debatió en la capital con el exministro Margallo. "Sobran vetos y faltan votos", dijo. Ocurre que el mensaje de concordia de la Generalitat incorpora el aviso de que harán el referéndum este año pase lo que pase. "No lo tomen como un ultimátum", pidió Más. Incluso han aprobado en el Parlament la partida de los presupuestos para organizar la consulta pese a la advertencia de los letrados sobre su legalidad. Las prisas en el llamado procés provocan en Madrid la impresión -y la esperanza- de que hay grietas y nervios en ese bloque. Rajoy espera que el suflé baje y anunciará inversiones en los próximos días. Pero el suflé es imprevisible y están por llegar otros pasos del Parlament y nuevas resoluciones judiciales.

Compañeros del PSOE

Tras los congresos del PP y de Podemos, ha llegado la hora del PSOE, que por fin librará la guerra que arrastra desde que Pedro Sánchez se convirtió en secretario general, lo que se produjo por la movilización de los aparatos contra Eduardo Madina. Las cartas están ya encima de la mesa y el partido afronta el temor de que el duelo entre Susana Díaz y Pedro Sánchez provoque una fractura de la que no se pueda curar. Patxi López está decidido a mantener su candidatura. El duelo determinará qué PSOE sale de ese congreso, aunque no mezclará sólo lo ideológico y lo táctico. Mezclará también las rencillas personales. Ahí confluirán amigos con enemigos y eso hará la batalla más cruda. Lo fundamental de esta guerra es que la decisión final la tomarán los militantes, circunstancia que lo vuelve todo más imprevisible. Por lo pronto, el PSOE no ha aprovechado el foco de estos días para plantear un debate de propuestas y presentarse como una fuerza capaz de sacudirse la crisis socialdemócrata que persigue a su familia política europea. De momento han destacado por un conflicto sobre el crowdfunding. Se están cavando trincheras hondas en este lado del triángulo.