La seguridad, Robocop y la democracia
Ante el terrorismo, muchos países optan por utilizar la parafernalia de Robocop para justificar con el espectáculo la fiereza de nuestras policías. ¿De verdad es esa la respuesta, más que reforzar la democracia?
No parece mal día, tras el bárbaro atentado de Londres, para hacer alguna reflexión sobre las medidas de seguridad y las reacciones que han de tener los países democráticos frente a semejantes atrocidades. Claro que algo hay que hacer para proteger a la ciudadanía de las agresiones de los fanáticos, pero siempre conviene no olvidar esa frágil balanza que mantiene en su justo término la ecuación libertad y seguridad. Y ante posibles excesos en la respuesta, no viene mal echar la vista atrás y recordar aquel trágico día del 11 de marzo de 2004 y las semanas que le siguieron, toda España abrumada por 191 muertes injustificables.
Más información
Entonces, por qué no reconocerlo, se reaccionó bien, con eficacia, como se demostró porque no se repitieron acciones similares, pero con una mesura y sobriedad que insiste este Ojo en destacar y agradecer. Se reforzaron las medidas de seguridad, pero apenas si se alteró la arquitectura democrática que afortunadamente nos rige. Comparen aquellos tiempos con los más recientes donde se implantó, a golpe de cornetín, una ley mordaza bochornosa, apelando a una seguridad ficticia, y siguiendo la estela de algún otro país europeo de utilizar la parafernalia de Robocop, uniformes de ciencia ficción y armas gigantescas, para justificar con el espectáculo la fiereza de nuestras policías.
¿De verdad es esa la respuesta, más que reforzar la democracia y utilizar la inteligencia?