Alarmante sentido de la irrealidad

Barcelona

Donald Trump cabalga de nuevo. Fracasó en destruir el Obamacare. Y ahora se propone liquidar las iniciativas de Obama en la lucha contra el cambio climático. Fuera límites a las emisiones, ya no vamos a tirar vuestro dinero, dice el portavoz del presidente. Todo lo que sea ir para atrás en progreso social, ecológico y cultural es bueno para un liderazgo construido sobre el dinero, la ignorancia y la insolencia. ¿Qué estará pensando Obama desde su retiro? ¿Podía imaginar que su herencia fuera tan vulnerable? Una América dividida, herida por el resentimiento, va dando bandazos que erosionan su imagen y su autoridad.

Alarmante sentido de la irrealidad. Para ganarse a los catalanes, Rajoy anuncia en Barcelona inversiones en infraestructuras por 4 mil millones de euros -en buena parte pendientes desde hace años-, rodeado de empresarios, varios constructores entre ellos, con Florentino Pérez en primera fila, y de unos cuántos políticos, casi todos del PP, excepto los que estaban allí por razón institucional. Si esta es la idea que Rajoy tiene de la Cataluña real, vamos listos.

Cómo siempre que habla de dineros, Rajoy no ha podido evitar la tentación del triunfalismo que es obscena ante la realidad social: “Hemos conseguido superar una crisis tremenda”. La realidad la describe hoy Víctor Lapuente en El País: “más allá del postureo y de medidas cosméticas, el objetivo ha sido cuadrar las cuentas en lugar de los desequilibrios sociales”. Y por eso España sigue a la cola de Europa en desigualdad.

Después de la noche del atentado del Bataclan, el terrorismo yihadista ha cambiado. Niza o Londres responden a una fase que podríamos llamar post estado islámico. La debilidad de éste, sustenta Olivier Roy, le impide lanzar atentados organizados y con objetivos calculados. Ahora solo queda especular con acciones espontáneas de personajes marginales fascinados por la violencia que el Isis hace suyas.