Marcos Llorente: el cerebro elegante

Vitoria

Dice Eduardo Galeano en su libro "El fútbol a sol y sombra" que cuando un equipo rival encerraba a Paco Gento en cárceles de alta seguridad, él era capaz de zafarse siempre. El forajido, como le llama Galeano, no sabía que varias décadas después habría un sobrino-nieto suyo controlando el fútbol del Deportivo Alavés dentro de unas prácticas obligatorias que tienen como objetivo sellar su billete de vuelta al Bernabéu con matrícula de honor.

Y es que Marcos Llorente lleva años enamorando a todos los que se acercaban a la Ciudad Deportiva de Valdebebas. Ese niño que quería ser extremo se fue moviendo poco a poco hacia el centro del campo, al epicentro absoluto del fútbol actual, para darle sentido al toque de una casa tan sagrada como La Fábrica. Si Jesé era de manera unánime la mayor irrupción de talento en la cantera blanca, Marcos es el especialista más claro y contrastado que han visto los técnicos del Real Madrid en varios lustros.

Pocas veces se ha utilizado con tanta fiabilidad el término especialista. Nadie en el fútbol español tiene tanta capacidad para robar balones como Llorente. Según apuntan los técnicos que le han entrenado a la largo de su carrera, hablamos de un futbolista que necesita tener continuidad para rendir al máximo. "Entrar y salir de las alineaciones permanentemente podría frenar su crecimiento", repiten los que buscan lo mejor para Marcos.

De mirada limpia y gesto tímido, sus amigos de toda la vida le definen como un chico transparente. Verle pasear por Ibaia saludando casi por el nombre a todo el que se cruza con él es una buena muestra de cómo tener los pies en el suelo cuando muchos de los que te rodean levitan sin motivo. Pocos jugadores de Primera División esperan con una sonrisa en un sala de prensa abarrotada hasta que se conecta el streaming de la web del club.

Es, según la Gazzeta dello Sport, la mente ibérica en la que comienzan todas las acciones gracias al imán que tiene en el pie y a la elegancia propia del juego español. Los fieles a Mendizorroza podrán decir que en el año 2017 vieron la consagración del guardián de un estilo muy definido, el que llevó al fútbol español a la cima del mundo.