Deberías tomar uno todos los días...

Madrid

En la cocina mediterránea está presente en prácticamente todos los platos, y bondades nutricionales no le faltan. Sin embargo, muchos lo demonizan por su fuerte sabor o por el mal aliento que deja a su paso... Esta semana nos rendimos a los pies del ajo, una auténtica joya nutricional que no pocos tachan de "milagro". Los hay blancos, morados, negros, tiernos... la oferta es casi tan amplia como sus beneficios.

Las bondades del ajo: un antibiótico natural

Hay quien dice que deberíamos tomar uno al día para no enfermar jamás, y razón no le falta. El ajo es una fuente de proteínas, hidratos y aceites esenciales. Un diente de ajo tiene tan sólo 7 kcal e infinitas vitaminas: vitaminas A y C sobre todo, pero también del grupo B (B6, B1, B2, B3). Contiene diversos aminoácidos y quercetina, un flavonoide que presenta propiedades analgésicas, antibacterianas, antiinflamatorias, vasodilatadoras.

Cada vez se le reconocen más propiedades curativas, e incluso antes de que se conociera el colesterol ya se decía que ayuda a rebajar las grasas en la sangre. Es un gran antibiótico y puede aplicarse en la piel para heridas. Además, es un gran aliado cuando sufrimos de alergias o tos, ya que es un buen expectorante. Eso sí, si excedemos las cantidades suele revolver el estómago y producir muchos gases; pero si se toma con moderación y en crudo, ayuda a combatirlos.

Un truco para que el ajo no "repita"

Para evitar que el ajo repita hay que abrirlo por la mitad y quitarle el tallo o brote que tiene en el interior. Sin embargo, es importante saber que ese tallo del que hablamos no debería estar si el ajo es fresco.

Para pelarlo con facilidad hay que ponerlo a remojo una media hora antes de cocinarlo, además suaviza un poco su sabor. Otra forma rápida de pelarlo es darle un golpe seco con un cuchillo.