Presupuestos de minorías

El Gobierno echa a rodar hoy los presupuestos generales de este año sin tener garantizado del todo el apoyo parlamentario para sacarlos adelante. Hoy los aprueba el consejo de ministros y aproximadamente en la primera semana de mayo, las votaciones en el Congreso confirmarán las cuentas o las echarán para atrás.

De momento, tiene el apoyo de Ciudadanos, importante pero no suficiente,  y da la sensación de que el PP es consciente por fin de su debilidad parlamentaria, porque le ha dejado a Albert Rivera vender que son las primeras del PP sin recortes, sin subida de impuestos y con un paquete de gasto social y de impulso de la economía de 4.000 millones de euros.

El gobierno se envaina su idea de incrementar los impuestos a las bebidas azucaradas y a los hidrocarburos y sí baja el IVA cultural. Se anuncia que se lo baja a todos los espectáculos, menos al cine, y empieza a ser de diván la relación del PP con la industria cinematógrafica que da empleo en España a 72.000 personas.

No hay recortes ni subida de impuestos, en buena medida porque 2016 fue el primer año que Rajoy cumple el objetivo de déficit pactado con Bruselas. Y ocurrió, lo de cumplir, porque Bruselas fue flexible, amplió el límite, casi lo dobló y sobre todo por la contención de las CCAA y el rigor de los Ayuntamientos. Más se desvió sin embargo la Administración central del Estado.

No deja de ser paradójico que el único año en que Rajoy ha cumplido el objetivo de déficit sea el pasado, en el que estuvimos sin gobierno por la doble cita electoral y el ejecutivo lo fue en funciones y con el piloto automático. Mas allá del chiste fácil que a cualquiera se nos viene a la mente, este dato ilustra bien hasta qué punto nuestra economía, cualquier economía, es dependiente hoy de decisiones y coyunturas supranacionales.

Pero el caso es que ahora, este año, hay cierto respiro presupuestario y sí es pura política nacional cómo vaya a repartirse ese sobrante. Habrá que esperar a conocer la letra pequeña de lo que apruebe hoy el Consejo de Ministros para poder calibrar hasta qué punto se atienden las necesidades de una sociedad empobrecida y de una juventud que se percibe sin futuro. 

Y un detalle más, esta redacción ha podido saber que este gobierno no quiere pasar a la historia como el que cierre la hucha de las pensiones. Y como el dinero se agota, ha decidido dejarla abierta con un remanente y cuando haya necesidad acudir al endeudamiento.