Extravagancia venezolana

Pretender que una sala del Tribunal Supremo asuma las competencias de un Parlamento es una decisión absolutamente extravagante en un sistema democrático. La sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela que atribuye las competencias de la Asamblea Nacional a la sala de lo Constitucional de ese órgano judicial supone traspasar una frontera de imposible justificación democrática y tiene razón la oposición al presidente Nicolás Maduro al denunciar que se trata de una medida radicalmente antidemocrática.

Nicolás Maduro no ha tenido ni la inteligencia ni la capacidad política de su predecesor, Hugo Chaves, un político muy polémico, pero que ejerció su poder dentro de los márgenes de la democracia. Chaves se mantuvo en el poder apelando siempre al voto popular, que le respaldó, mientras que su sucesor busca mil y un artificios antidemocráticos para conservar la presidencia. El Tribunal Supremo venezolano quitó hace tres días a los diputados de la oposición la inmunidad parlamentaria y concedió al presidente poderes especiales en multitud de campos. “Es una sentencia histórica”, dijo Maduro, “que me habilita a defender la institucionalidad y la paz y a rechazar amenazas de agresión o intervencionismo”.

Pero, que se sepa, nadie amenaza con agredir a Venezuela, sino que el país hace frente a una formidable crisis política y económica interna que sus actuales dirigentes son incapaces de resolver de manera democrática. Esa es la realidad y eso no se arregla con medidas tan extravagantes como las aprobadas ayer.