El mapa no engaña

Barcelona

El mapa no engaña: la Turquía urbana y cosmopolita, Estambul, el Egeo y Ankara, han votado contra Erdogan; la Turquía tradicional, rural y atemorizada, Anatolia, ha votado a favor de la imparable carrera del presidente hacia el autoritarismo. Erdogan ha ganado por la mínima un referéndum bajo toda sospecha, por la represión, las condiciones de la campaña electoral y el escaso respeto a las reglas del juego. El país está partido en dos. La mitad de la ciudadanía ha osado proclamar su discrepancia. Con la vanidad herida por el resultado es perfectamente posible que Erdogan pasa al ataque y acelere el proceso de destrucción de las libertades que quedan. Pero la realidad es la que es: Turquía no se ha entregado incondicionalmente al presidente. Y Europa debe obrar en consecuencia.

Mal dice sobre los países europeos receptores de inmigrantes turcos que el 'Sí' a Erdogan haya ganado ampliamente entre los votantes del extranjero. Quiere decir que los turcos de Alemania, de Holanda y de otros países se sienten maltratados y discriminados. Algo no se ha hecho bien. Deberían ser portadores del mensaje democrático y han preferido sumarse a Erdogan en el rechazo a los valores de los países que les acogen.

Trump responde con amenazas a las fanfarronadas del régimen coreano de Kim Jong Un. El presidente americano , después de los aplausos recibidos por su golpe en Siria, ha descubierto la vía militarista y se siente a gusto en ella. ¿Pero es tan difícil entender que el régimen Pyongiany lo único que busca es su supervivencia? No nos engañemos: todos sabemos que si Sadam Hussein hubiese tenido de verdad armamento nuclear aún estaría presidiendo Irak. Y Kim Jong Un obra en consecuencia.

Podemos se sube al autocar, al modo Hazteoír, con una campaña contra la trama de la casta que promete ruido, pero muy pocas nueces. Un partido que aspire a gobernar tiene que hacer propuestas y lanzar debates de calado en las Cortes y en la sociedad. Las sospechas se confirman: la victoria de Pablo Iglesias sobre Errejón consolida una estrategia que va a conducir inexorablemente a Podemos a un papel testimonial. Con autobuses y charangas puede que los podemitas lo pasen muy bien, pero desaprovecharán una gran oportunidad de quitarle a un PSOE descalabrado la hegemonía de la izquierda. ¿Qué quiere Iglesias; una versión juguetona de Izquierda Unida? Para este viaje no hacían falta tantas expectativas.