La moción
La estrategia de Unidos Podemos parece más encaminada al juego de retratar y estigmatizar a los demás, especialmente al PSOE, que a desencallar de verdad el laberinto español
Pepa Bueno: 'La moción'
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Empecemos por el final de la historia. La moción de censura de Unidos Podemos al Partido Popular no va a prosperar. Es una herramienta constitucional que está en condiciones de activar -solo se necesita el 10 por ciento de los diputados del Congreso para iniciarla- pero Podemos la va a activar sabiendo de antemano que no saldrá adelante.
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Porque Ciudadanos ya ha dejado claro que no apoya ninguna iniciativa de los morados. Porque el PSOE no va a tomar esa decisión, descabezado y roto, a 20 días de unas primarias abiertas en canal. Porque Unidos Podemos no sabe o no quiere tejer complicidades políticas con nadie a su alrededor y porque no ha aprendido todavía -o no quiere aprender o no le interesa- que no se puede insultar y lanzar graves acusaciones a quienes al día siguiente le pide apoyo a través de la televisión, habiéndoselo anunciado por SMS minutos antes. Una estrategia que parece más encaminada al juego de retratar y estigmatizar a los demás, especialmente a su rival más próximo el PSOE, que a desencallar de verdad el laberinto español.
Esta es la suerte infinita que tiene PP. Su estrategia de negar la evidencia de la red de corrupción que tenía penetradas las administraciones que ha gobernado, pretende llevarnos al callejón sin salida que los populares utilizan al grito chantajista de: o yo o el caos.
No es verdad. El caos lo siembran quienes han usado las instituciones para enriquecerse personalmente, para dopar a su partido o para condicionar las investigaciones judiciales. La inestabilidad la crean ellos con su negativa a asumir que no pueden seguir al frente de un partido quienes tuvieron a su cargo a los saqueadores del dinero publico. El sistema peligra por la avaricia infinita de quienes no lo han respetado.
Esta es una democracia parlamentaria y las mayorías de gobierno se consiguen en el Parlamento. El PP tiene solo 137 escaños y quien quiera que sea que al final se ponga al frente del PSOE debería tener claro que tarde o temprano tendrá que decidir cómo responde políticamente a la marea de indignación y alarma que la corrupción que acorrala al PP provoca en su propio electorado. En el que criticó la abstención en la investidura y en el que la consideró un mal menor.
El caso Lezo no ha hecho más que empezar. Después vendrán Rajoy ante la Audiencia Nacional por la Gürtel, los juicios de Bárcenas, la Púnica, las comisiones de investigación... España tiene una fractura muy seria en Cataluña y la economía y la situación en Europa reclaman un gobierno que pueda gobernar sin tener un ojo puesto en los tribunales.