Un debate sin sorpresas

Madrid

El debate entre los tres candidatos a la secretaria general del Partido Socialista no tuvo grandes sorpresas. Los dos principales oponentes, Pedro Sánchez y Susana Díaz, cumplieron bastante con las expectativas de sus seguidores y Patxi López, también con la de quienes le dieron sus avales para intentar hacer progresar un mensaje más conciliador. Una tarea difícil porque de lo que se estaba hablando allí era de poder, no de otra cosa, por mucho que López pretendiera ampliar el foco.

Desde luego, el debate no alivió la impresión de que el PSOE es una olla a presión. No se puede decir que la Comisión Gestora haya cumplido con su declarado objetivo de apaciguar la situación interna, ni mucho menos. Los ocho largos meses transcurridos desde el aquel increíble Comité Federal del mes de octubre parecen haber ampliado la fractura en lugar de entablillarla, algo que debe producir un gran desasosiego a su presidente, Javier Fernández. Ahora ya solo queda esperar que el voto de los militantes, el domingo 21, sí cumpla con esa función. Por muy difícil que parezca hoy, la verdad es que los votos sí suelen servir como una útil escayola en este tipo de casos.

Quizás la única noticia que dejo el debate es que Susana Díaz prometió dimitir como secretaria general en el caso de que el PSOE no consiga aumentar su porcentaje de votos en unas próximas elecciones generales. Díaz no aclaró si eso significaba que la candidata sería ella misma, pero es de suponer que no ofrecería dimitir si estuviera pensando en otra persona para encabezar esa hipotética lista.