¿Qué considera regular el fiscal general del Estado?

Madrid

Como la justicia es lenta, el fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, ha tardado tres días en dimitir tras desvelarse que posee una cuarta parte de una sociedad en Panamá. La petición de apartar a Moix ha sido un clamor dentro y fuera de la judicatura. Pero al comunicar su renuncia, el Fiscal General del Estado ha dicho que su subordinado no ha cometido “ningún tipo de irregularidad”.

Admitimos que cuando se trata de un amigo, el elogio y la defensa se nos van a veces de las manos. Y esperamos que sólo sea eso. Porque, si no es así, tendríamos que convenir que al jefe de todos los fiscales le parece regular que el que persigue a los corruptos tenga una sociedad en los mismos paraísos que ellos habitan. Y le parece regular no comunicarlo, por si acaso, al órgano que estudia las incompatibilidades de los fiscales. Ni siquiera a él mismo, antes de proceder a otorgarle el látigo contra los corruptos. Eso sin recordar el cúmulo de injerencias de Moix para frenar o entorpecer determinadas operaciones anticorrupción que merecieron una reprobación compartida del parlamento y que al FGE le parecieron normalísimas. En fin, parece mentira que siendo todo tan regular el pobre Moix haya tenido que irse a casa, como como cordero que es llevado al matadero, según dijo el otro Isaías. .