Chismes, sólo chismes

Altos cargos del PP dicen en conversaciones privadas que lo importante va bien. Y lo importante es la Economía: crecimiento, caída del paro y presupuestos aprobados. El resto es ruido y frivolidad. O en expresión directa de Rajoy: chismes.

El PP trabaja para fosilizar la corrupción, como un terremoto que pasó rozando al PP, porque no era un problema del PP sino una conspiración contra el partido. Cosas que hizo gente indigna que militó en el PP. Con su salida del partido desapareció el problema. Asunto resuelto. Que pasen los arqueólogos y salgan los jueces y periodistas.

El problema es que el carrusel de juicios solo acaba de empezar. El asunto -presunta financiación ilegal, caja B, adjudicación de obras por comisiones, cuentas en Suiza, tesoreros imputados…- no se disipa y está a punto de hacerse carne presidencial en el tribunal del caso Gürtel, con enorme enfado en Moncloa. Cada semana tropiezan con la misma piedra y ya han aprendido a hacer como si no existiera.

Pero además es que hay otras cosas importantes que no van bien: llámese Cataluña, inestabilidad política o crisis de confianza en la Fiscalía, pero el PP considera que el trabajo de los periodistas es el de difundir chismes. El chisme es la porción más pequeña de realidad a la que ha logrado reducir el PP sus problemas con la corrupción, de lo que se deduce que la corrupción no es importante para el Gobierno. Pero se va a dar de bruces con la opinión de los ciudadanos y las decisiones de los tribunales. Y sobre todo comete el error de despreciar la corrupción como el factor más desestabilizador que aguarda a un Gobierno sin mayoría absoluta, con un Podemos cocinando su moción de censura, con Ciudadanos buscándole los ángulos muertos para colarse y un nuevo liderazgo en el PSOE que no tiene prisas y prefiere ver al PP asándose vuelta y vuelta. Chismes, oposición y periodistas.