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Tomaduras de pelo

Jesús Soria reflexiona sobre cómo las empresas engañan a los consumidores

Tom Merton Getty Images

Madrid

En los colegios se ha ido acuñando deferentes términos para calificar a los alumnos: insuficiente, suficiente, bien, notable, sobresaliente... Ahora mismo, igual pero con notas, previo paso por el “progresa adecuadamente”.

Si lo aplicamos a muchos servicios al cliente, muchos sectores no llegan ni han llegado nunca al “progresa adecuadamente” ni tampoco al notable o el sobresaliente. Ni tan siquiera al “bien”. Podríamos hablar de bancos, de compañías de energía, de operadores de telefonía, incluso del sector del jamón ibérico.

Y todo ello pese al cacareado gran despliegue en la atención al usuario en las últimas décadas, que no significa que los servicios sean los idóneos. Ni mucho menos.

Podemos considerar un engaño que los servicios de atención al cliente de los operadores de telefonía estén en calificaciones más bien bajas, como denuncia un informe de estos días Adeces. Es más, bajan en la valoración global respecto a años anteriores. La máxima puntuación, de 0 a 10, Movistar, con un 6,45, pero Ono baja ya al 5,82; todos los demás, por debajo, raspando el 5 “pelao”. En algunos conceptos bajan al suspenso directamente, como algunas empresas en la asistencia técnica: Jazztel, Orange, MásMovil y R. Nota media: 5,28.

Otro caso en el que no solo falta transparencia con el usuario. Peor. El consumidor es, directamente, engañado. Hablo del sector del jamón ibérico: dos de cada tres jamones de bellota que nos venden como tales, no lo son. Lo dicen los del propio sector. Y lo peor es que esto se sabe desde hace años y nadie parece decidido a acabar con este fraude. Hasta los propios productores denuncian que todo el mundo lo sabe, el sector, los órganos de “control”, el gobierno… Ser Consumidor lo denunció hace 5 años y todo sigue más o menos igual. Amparados en una norma compleja, farragosa, de difícil comprensión para el consumidor, nos dan gato por liebre cada dos por tres. Claro, algunos sacan buena tajada.

Y podríamos citar la falta de interés por resolver también el conflicto de los bancos con todos sus clientes a los que vendieron cláuslas suelo. Los tribunales dijeron que los clientes tenían razón pero se resisten a pagar. ¿La solución después de espera tras espera? Un juzgado especial dirigido por un juez inexperto y unos cuantos funcionarios. Otro “atasco” con las mismas víctimas de siempre.

¿Seguimos con las compañías eléctricas, las hipotecas IRPH, las multidivisa?

Por tomaduras de pelo que no sea…

 
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