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Europeos del S. XXI

El editorial de Celia Blanco en 'Contigo Dentro'

Getty Images

Eliminar la homotransfobia en Rusia será un trabajo muy duro. El zar Nicolás I fue el primero en perseguirlos con la ley en la mano. Señalándolos, encarcelándolos y aniquilándolos. Stalin condenaba a los homosexuales a trabajos forzosos porque consideraba que esta sexualidad era una decadencia de las clases explotadoras. Y la iglesia ortodoxa mantiene que la única postura sexual permitida debe ser con el hombre encima de la mujer, esa que conocemos como postura del misionero y señala que cualquier variación, incluyendo la de cambiar a esos protagonistas será ¡cómo no! pecado.

182 años después de la primera ley que castigaba a los homosexuales, serlo en Rusia se sigue pagando caro. Más de 70% de la población se declara abiertamente homófoba. Las leyes del país no ayudan. Putin no permite que las parejas homosexuales adopten e incluso retira la patria potestad a padres que se declaran homosexuales.

Aún así, activistas de la ONG "Red Rusa LGTB" han conseguido evacuar a 43 homosexuales de Chechenia, la república del cáucaso norte ruso donde más de un centenar de gais han desaparecido de sus casas. Elena Milashina, periodista del diario de oposición ruso Novaya Gazeta, ha afirmado a la BBC que los homosexuales son deportados a campos de concentración donde se les practica todo tipo de torturas: descargas eléctricas, violaciones con botellas y objetos cilíndricos, malnutrición y pésimas condiciones higiénicas para purgar la osadía de no ser heterosexual.

Según la ONG, 9 de los 43 evacuados ya han salido del país. El resto están diseminados por diferentes ciudades del país. Más de 80 homosexuales chechenos que mantienen su orientación sexual en secreto, han solicitado socorro. Red Rusa LGTB pide ayuda desesperadamente al resto de Europa para intentar salvar la vida de estas personas. Solicitan asilo político. Piden amparo a la comunidad internacional. Recuerden que el portavoz del líder chechén, Alví Karímov, fue el que declaró ante las cámaras de televisión de su país que en Chechenia no había homosexuales porque los propios padres de los que pudieran serlo, ya se encargaban de enviarlos al lugar del que no se regresa jamás.

¿A estos también vamos a dejar que los aniquilen? ¿Vamos a girar la cabeza como la hemos girado con los refugiados que se hacinan en los campamentos escapando de las guerras y el terrorismo? ¿Como los que se ahogan en el Mediterráneo huyendo del horror?

Cada vez me resulta más difícil sentirme orgullosa de ser una europea del S.XXI

 
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