Hablemos de insumisos

Abrumado por ese imposible referéndum catalán, tan puntilloso en su inventado reglamento como huérfano de rigor en las cuestiones mayores, ha decidido hoy este Ojo dejar paso a los cientos de politólogos y sesudos comentaristas que estudiarán, del derecho y del revés, tan insumisa y atrabiliaria iniciativa.

Hemos hablado mucho de Cataluña, y lo haremos aún más. Así que hoy ha preferido irse muy lejos de allí, hasta los juzgados de Sevilla, donde tres mujeres tendrán que comparecer en juicio oral por haber organizado, el 1 de mayo de 2014, una festiva al tiempo que reivindicativa procesión con la imagen de una vagina gigante, figura escultórica a la que se dio en llamar el coño insumiso. La denuncia partió de la Asociación de Abogados Cristianos, un grupo al parecer muy preocupado por estas chucherías, pero sordo, mudo y ciego ante las piedras gigantescas.

No consta en sus antecedentes que tan pía asociación haya levantado la voz contra los curas pederastas, pongamos por ejemplo de pecado clamoroso. Tampoco por los muchos ladrones presentes en la vida pública, que esos sí que vulneraban de lleno el séptimo mandamiento, si la escasa sabiduría religiosa de este Ojo, agravada por su menguada memoria, no le juega una mala pasada. Ahora bien, si pretendían que toda España supiera del coño insumiso y viera esa monumental vagina, los abogados cristianos han acertado. ¡Enhorabuena!