I love you, robot

Madrid

Voy a plantearles una pregunta muy directa, directísima. ¿Se imaginan teniendo sexo con un robot? Pausa. Tiempo para pensarlo. ¿Cuál sería la respuesta? ¿Sí? ¿No? ¿Depende? ¿En ningún caso? Bueno, pues sepan que el tema está ya formalmente planteado, y no solo como argumento para películas o series de televisión. Un grupo de expertos en robótica acaba de publicar un informe en el que agrupa toda la literatura científica, que la hay, sobre este tema. Y los datos que contiene son muy interesantes.

Además, el diario The Guardian ha editado un vídeo donde se pueden ver prototipos de estos robots sexuales que son de un realismo humano, diríamos. De gestos, de piel, casi de actitud. Realmente impresionante. Solo les falta interactuar. Pero ahí está la inteligencia artificial para conseguirlo, o al menos para intentarlo. Es verdad que se encuentra todo en una fase aún incipiente. Pero el debate ya ha estallado. ¿Este es el enésimo ejemplo de cosificación de la mujer, ahora con innovaciones tecnológicas? Hay quien lo piensa y lo critica, como es lógico. Pero también están, por ejemplo, los terapeutas sexuales que lo defienden como una alternativa para personas que por razones singulares tienen gran dificultad para acceder al sexo. O como terapia para agresores sexuales.

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E incluso, añado yo, ¿esto no podría servir, en el futuro, para eliminar la prostitución? Pues no lo sé, no tengo ni idea. Simplemente estoy pensando en voz alta. Solo estoy pensando en voz alta. Pero la verdad es que ya tenemos aquí otro reto, otra novedad, otro desafío, que hace nada, anteayer, hace dos días, parecía literalmente ciencia ficción y que ahora amenaza ya directamente con atropellarnos. Han pasado ya 35 años, 35, desde que Harrison Ford se enamorara de una replicante en Blade Runner, pero sinceramente, de verdad se lo digo, nunca pensé que llegaríamos a esto.