Vivien Leigh: éxito, fama e infelicidad

Madrid

Con 25 años su vida personal y profesional tocó la cumbre. Con la oposición de todo Hollywood, esta inglesa de piel clara y ojos verdes fue elegida para interpretar a la heroína americana por excelencia en "Lo que el viento se llevó". 

Por su papel ganó su primer Oscar. Y poco después se casaba con Laurence Olivier. Su romance había sido un escándalo en Inglaterra. Su carrera estaba lanzada. Protagonizó "El puente de Waterloo", "Lady Hamilton" o "Anna Karenina". Vivien Leigh estaba en esos años radiante de belleza y felicidad. Poco después protagonizaba otro de los mejores títulos de su filmografía: "Un tranvía llamado deseo".

Por este papel ganó su segundo Oscar. Curiosamente, años después, Vivian Leigh sufriría un desorden bipolar, algo que también le ocurre al personaje de Blanche. Vivien Leigh fue una mujer frágil. A los 32 años conoció la enfermedad por primera vez. La tuberculosis fue un mal que nunca la abandonó. Además, sus costumbres no le ayudaban a mantenerse bien: fumaba mucho, dormía poco y nunca le decía que no a una copa.

Pero su matrimonio con Laurence Olivier no iba bien. Habían perdido un hijo y las peleas eran continuas. Vivien alternaba periodos de una energía y excitación extraordinarias con otros de depresión y aislamiento. Vivien Leigh y Laurence Oliver se divorciaron en 1960, aunque se siguieron viendo con regularidad. Él recobró la estabilidad familiar junto a la actriz Joan Plowright y Vivien se enfrentó con los años más temidos para una estrella. En 1961 estrenó "La primavera romana de la señora Stone" en donde interpretaba a una actriz en plena crisis personal y profesional.

La actriz tenía 47 años y se sentía mayor e insegura. Nadie mejor pues podía interpretar la serena belleza de la mujer que describía la novela de Tennessee Williams. La tuberculosis de Vivien Leigh no había remitido desde el año 45, a mediados de los 60 escupía sangre, estaba muy delgada y, a veces, seguía comportándose de forma agresiva.

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Su última película fue "El barco de los locos" en 1965. Las pocas fuerzas que le quedaban las reservaba para el teatro. Durante los últimos meses de su vida los médicos le dieron a elegir entre estar internada en el hospital o guardar reposo absoluto en casa. Se quedó en casa a regañadientes y mientras se dedicó a preparar una obra de teatro para estrenar poco tiempo después. Murió en la madrugada del 8 de julio de 1967 debido a una hemorragia fruto de su tuberculosis. Laurence Olivier acudió a la capilla ardiente pero no a su entierro y nunca se recuperó de la muerte de la que fue su mujer.