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El cuento de hadas del vagabundo de Nashville que triunfó en Suecia

Doug Seegers vivía bajo un puente en Nashville cuando llegó al número 1 en Suecia

Un documental sueco narra la historia de este músico callejero que se convirtió en una estrella lejos de su casa después de aparecer tocando una canción en un programa de televisión

Doug Seegers durante una actuación en Boston en 2014 / GETTY IMAGES

Madrid

"Voy hacia el río a lavarme el alma, he estado huyendo con el diablo y sé que no es mi amigo", canta Doug Seegers en Going down to the river, la canción que le cambió la vida de este indigente de 66 años que vivía debajo de un puente de Nashville cuando su canción llegó al número uno en Suecia.

La de Doug Seegers es una historia perfecta de redención. La de un hombre perdido y hundido que tras dejar a su mujer y sus dos hijos se mudó a Nashville a perseguir un sueño musical que tardó en llegar. Tras el divorcio, Doug dejó la bebida y se centró en la música, estuvo años sobrio, pero se sentía solo, como explica en Cinderella Man, el documental sueco que narra su increíble historia.

En poco tiempo, Seegers se precipitó al abismo. Volvió a beber, comenzó a drogarse y en un par de años se había convertido en un marginado sin hogar que tocaba por el día para colocarse por las noches. "Mi única compañía eran las prostitutas. Nos sentíamos igual juntos, éramos los desechos de la sociedad", explica el músico. Lo que no esperaba Seegers a estas alturas de su vida es que todo cambiase de una manera tan brusca. Una día, sin más. De pura casualidad. Una tarde de primavera un equipo de televisión sueco fue al banco de alimentos al que él acudía en busca de músicos callejeros para un reportaje sobre la música de la ciudad del country. Sandy, la mujer que había conseguido que Doug dejase de beber, les habló de él y al día siguiente volvieron a buscarle. Y ese día, cambió su vida. Delante de Jil Johnson y Magnus Carlson, los músicos suecos que presentaban el programa, Doug sacó la guitarra, afinó y tocó su canción, la canción de su vida, su historia. Jil y Magnus no se creían lo que estaban viendo y su reacción precipitó todo. En cuestión de semanas Seegers entraba al estudio de grabación acompañado de los músicos de Emmylou Harris para grabar su primer álbum. El sueño de una vida hecho realidad a una velocidad que impedía valorar todo lo que estaba pasando.

El cuento de hadas del vagabundo de Nashville que triunfó en Suecia

Pero todo se aceleró todavía más cuando el programa con su historia se emitió en la televisión sueca. Doug Seegers se convirtió en un fenómeno. Su canción llegó al número 1 en iTunes y Spotify y aquella balada vaquera sonaba en bares, tiendas y restaurantes de todo el país. Aquel hombre que vivía bajo un puente, que tocaba en la calle y que comía de la caridad, había dado un vuelco a su historia de la manera más insospechada. En mayo de 2014 llegó a las tiendas Going down to the river, un disco que narra la vida de Doug, un tema sobre la muerte, otro sobre las visitas a la cárcel para ver a su novia toxicómana y composiciones tiernas que hablan de sueños pisados y seguir adelante. Un disco hermoso y sincero escrito sobre sus propias vivencias y miserias. Canciones que para hablar de dolor no viajan al imaginario del cómo sería o qué sentiría si me pasase todo eso.

El éxito de Seegers en Suecia fue tan inesperado como inmenso y a finales de la primavera surgió la posibilidad. Tres meses de gira por todo el país. Setenta conciertos. Un reto enorme para este músico callejero pero también una oportunidad única. Doug se hizo su primer pasaporte, se montó en su primera avión y sin saber bien dónde estaba Suecia llegó a Estocolmo. El documental dirigido por Afshin Tahmoury narra esa gira por pueblos y ciudades hasta volver a Estocolmo para una triunfal actuación en un enorme festival. Una historia de redención y casualidades, de giros de guion en la vida de este músico perdido que encontró un nuevo camino para sus sueños en un reportaje para la televisión sueca. Desde entonces, Doug no ha parado. Se ha asentado como músico en Nashville y ha recuperado a su hijo. Vive ahora, con 66 años, la vida que siempre soñó tener y sigue escribiendo canciones, composiciones de una vida que ha conocido las dos caras del éxito. Pero Doug no mira el pasado con repulsa. "Las cosas pueden cambiar muy rápidamente", explica en el documental. "Y viviendo bajo el puente, ajeno al mundo, fui muy libre", confiesa el músico, el protagonista de este cuento musical que no se quedó en eso. Desde 2014, Doug ha grabado con fuerza, a su discografía se ha sumado un álbum junto a su ángel de la guarda, Jill Johnson, un disco de villancicos, el fabuloso Walkin on the edge of the world y su último sueño, un álbum de versiones de su venerado Hank Williams.

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