Urtain y la España de 1970
En 1970, el boxeador vasco derrotaba a Peter Weiland y se alzó con el campeonato de Europa de los pesos pesados
Madrid
“Golpe a golpe, verso a verso”. Así versionaba Miguel Ríos la canción Cantares en 1970, cuando todavía se vivía en blanco y negro. Ese mismo año se retransmitía el combate de boxeo entre José Manuel Ibar Urtain y el alemán Peter Weiland. Los dos se enfrentaron por el título de Campeón de Europa de los pesos pesados, pero fue el púgil vasco el que se alzó con la victoria, firmando su mejor momento. Hasta su retiro en 1977, Urtain tuvo 68 combates con un balance de 53 victorias (41 de ellas por K.O), 11 derrotas y cuatro nulos... En estos días se cumplen 25 años de su muerte, cuando acabó saltando por la ventana a los 49 años.
Aquella España, la del turismo y del Spain is different, era la misma de la tarta al whisky de las bodas y las discotecas con terciopelos. Lejos de la política, Urtáin era uno de esos símbolos que hacen que los españoles se pongan de acuerdo. “El Morrosko”, como le llamaban, era un tipo de caserío, trabajador, levantador de piedra... Si se tiene en cuenta la inmigración interna que iba de los pueblos a las ciudades, gran parte del país iba a verse reflejado en alguien como Urtain.
Urtain y la España de los 70
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¿No es increíble que alguien como Urtain, un boxeador, reúna a tanta gente contraria para hacerles coincidir en algo sin llegar a las manos? De hecho, si algún vecino no tenía televisor, iba a verlo en casa de los vecinos. Y con la radio, por supuesto, pasa algo muy parecido, sobre todo a la hora de los eventos importantes o de las radionovelas. Lo que contaba era que la gente se reunía durante unas horas y estaban en paz. Fuera en radio o por la televisión, las calles se quedaban más tranquilas que de costumbre cuando Urtain tenía combate.
El boxeador era todo un personaje que terminó en la lucha libre, pero ya estaba en esa decadencia que suele darse en este deporte. De todas formas, Urtain quería dejar el boxeo. Después de todo, y una vez arruinado (se aprovecharon de él, no funcionaron sus negocios de hostelería...), decidió saltar por la ventana y acabar con su vida el 21 de julio de 1992.