Muletas sin dolor de manos

Madrid

En Kmina destacan que las muletas son una ayuda que ya conocían, hace 4.000 años, los antiguos egipcios, pero que, hasta ahora, habían evolucionado más bien poco: “Todos conocemos la estructura básica, vertical, que hace que el peso del cuerpo vaya por los brazos hasta la mano y la muñeca”, explica Ignacio Mañero, CEO y cofundador de la compañía. Para tratar de evitar los dolores que esto produce, él y sus dos socios diseñaron y probaron un nuevo concepto de muleta, con dos novedades: “inclinar el apoyo del antebrazo, para distribuir todo el peso del usuario no sólo en la mano, sino en toda la superficie del antebrazo, para tener una mayor carga distribuida por centímetro cuadrado; y un sistema de amortiguación justo debajo del antebrazo, para liberar parte del peso que le trasladamos”, resume.

Los tres socios habían constatado personalmente el problema de los dolores causados por el diseño convencional de estos instrumentos, explica Mañero: uno, por ser médico y atender a los pacientes en la consulta; otro, por un accidente de moto que le obligó a utilizar muletas y un tercero por lesiones deportivas. Una vez diseñada la muleta Kmina, validaron la idea sometiéndola a un proceso de crowdfunding, que les dio los recursos necesarios para lanzar el proyecto comercialmente. Este verano han empezado a distribuir las primeras 1.400 muletas; decenas de ellas las han donado a las asociaciones Adela y Asem y a organizaciones de jubilados de la Comunidad Valenciana.

¿Los próximos pasos? Consolidarse en el mercado nacional, comenzar la expansión en el extranjero, e ir pensando en nuevos diseños: “en 2018 ya tenemos previsto empezar con el I+D de andadores, donde vemos que hay mucho campo de mejora”, anticipa el CEO de Kmina.

Barómetro de igualdad

En la segunda parte del programa conoceremos los datos que arroja la segunda edición del ESADE Gender Monitor, la encuesta entre decenas de directivas que realiza esta escuela de negocios para medir cómo evoluciona la empresa española en lo tocante a igualdad de género. La profesora de Esade y directora del estudio, Patricia Cauqui, nos cuenta que hay indicadores que han mejorado respecto al año pasado: “En 2016, al preguntar cómo perciben las empresas la conciliación, nos contestaban en más de un 50% que se percibía como ‘un problema que tienen las mujeres’. Eso ha cambiado este año; ese porcentaje baja al 23% y ha subido mucho la idea de que la conciliación es ‘una ventaja competitiva’: el 65% de las empresas está considerando que proporcionar bienestar y equilibrio a los empleados a través de la conciliación redunda para ellas en un valor, en más productividad”. “Además, la alta dirección se implica más en estos asuntos”, continúa Cauqui. “Ahora, 4 de cada 10 consejeros delegados se implican muy directamente en que haya medidas de equilibrio de género y conciliación”.

El informe explora además un ámbito que influye directamente en el trabajo aunque se desarrolla fuera de la oficina: la participación en redes informales presenciales (almuerzos, salir a tomar algo al terminar la jornada…). Según el estudio, explica Cauqui, “casi el 70% de las mujeres considera esenciales estas redes, pero solo el 15% dice que les dedica el suficiente tiempo”. Entre las soluciones que propone la profesora para remediar esta situación, está mover este tipo de acontecimientos en el tiempo: “hacer formatos rompedores: el desayuno, la primera hora de la mañana, tomar un café… buscar este tipo de huecos que no necesariamente ocupan la tarde, que es cuando hay muchas veces responsabilidades que chocan con estas redes”.