La corrupción contagia

Hay que solidarizarse con los autores del estudio que ha concluido que la corrupción es contagiosa porque el universo de la encuesta abarca los casos de corrupción conocidos en ayuntamientos de más de 1000 habitantes entre 2000 y 2011. Como en Stranger Things, hay un universo paralelo en esa encuesta que son los casos de corrupción que no se han llegado a conocer nunca. Reuniendo los dos estudios se demostraría que la honradez en ciertos ayuntamientos se llega a sacar a concurso, a veces sin que nadie se presente.

La corrupción es como la vida, tienen que darse unas condiciones muy concretas para que exista. Por ejemplo, una atmósfera familiar que anticipe una cierta impunidad: nadie comete un delito con la sospecha de que lo van a pillar. Aquí tienen que ver el ingenio del político, que cree que es muy listo, o su estupidez, creyendo que los demás son muy tontos. Uno roba con más facilidad y más a gusto cuando los demás también lo hacen. Este país tiene muchos adjetivos, pero uno siempre sobresale: es un país cobarde. Se hace con el 'todos a una' un uso enmascarador, de tal forma que disolviéndose entre los demás sea más sencillo cometer un delito.

El estudio también confirma algo que hemos hablado aquí los dos: el votante no siempre castiga la corrupción, sino que la premia. Porque hay un votante español, que va a romper el país más rápido que Cataluña si no lo ha roto ya, que siempre encuentra una excusa para votar a su candidato antes que reparar en sus delitos. Para este votante la corrupción no es más importante que sus ideas, y se prefiere a un delincuente afin que a un político honrado del partido de enfrente. Que el corrupto lo sea porque roba, entre otros, a sus votantes, entra ya dentro del campo del sadomasoquismo ideológico.