Dogan

Dogan Akhanli vive en libertad condicional en Madrid. Seguramente he pronunciado mal su apellido pero, aunque lo hubiera hecho bien, la mayoría de ustedes no sabría quién es. Yo tampoco lo sabía hasta que un amigo alemán me contó su historia. Dogan es escritor, nació en Turquía, marchó al exilio huyendo de la dictadura instaurada en su país en 1980 y quince años más tarde se instaló en Colonia, adquiriendo la nacionalidad alemana. Este verano se le ocurrió venir a España de vacaciones y la policía lo detuvo en Granada, en virtud de una orden de busca y captura internacional emitida contra él por el gobierno de Ankara, que lo acusa de pertenencia a asociación terrorista, robo y asesinato. En 2011 fue juzgado y absuelto por los mismos cargos, pero las autoridades turcas han decidido reabrir su caso. El delito que han cometido Dogan y Hamza Yalçin, otro escritor turco con una biografía paralela y nacionalidad sueca, detenido también en España este verano, es llamar a Erdogan por su nombre, denunciar la dictadura que le permite perseguir y encarcelar impunemente a decenas de miles de ciudadanos turcos mientras la Unión Europea mira hacia otro lado y le agradece que cobre por acoger refugiados. Parece inconcebible que España entregue a Dogan y a Hamza, pero conviene recordar que su extradición implicaría un simulacro de juicio y una condena que los abocaría a largos años de cárcel o a algo peor. Conviene recordar, también, que esto pasa en España ahora mismo, mientras no hay espacio, atención ni energías para nada que no sea el proceso catalán.