La VentanaLa opinión de Carles Francino
Opinión
La opinión

El dilema del prisionero

Esto ya se ha convertido en una cuestión de honor, que es el peor camino para resolver conflictos

CADENA SER

Madrid

Es una pena que no tengamos poderes paranormales para adivinar el futuro; no los tenemos los periodistas, ni los políticos, ni los pilotos de moto, ni los jueces, ni los fiscales, ni los policías, ni los tertulianos, ni los ciudadanos que salen a la calle a protestar, ni los que se quedan en casa; no los tiene nadie. Así que lo único que podemos hacer –sobre todo cuando van mal dadas, como es el caso- es asumir la responsabilidad que se nos supone a cada uno de nosotros. Y no es por nada, pero en lo más alto de esa pirámide encontramos a los políticos y un escalón más abajo, pero tampoco muy lejos, estamos nosotros: los periodistas. ¿Por qué digo todo esto?

La opinión de Carles Francino (22/09) | El dilema del prisionero

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Porque soy muy pesado, porque no quiero olvidarme de este asunto y porque les he repetido últimamente por activa y por pasiva que la única salida al tema de Catalunya –me niego a llamarle “problema catalán”- creo que estará en manos de los partidarios del diálogo, de los “apagafuegos”… y no de los dogmáticos ni de los incendiarios.

Y por desgracia en este asunto la lista de pirómanos, tanto en la política como en el periodismo, es bastante larga. Que si franquismo, presos políticos, golpes de Estado, Estados de excepción, muerte de la democracia… a ver, se han hecho –y se están haciendo- algunas burradas, pero no echemos más leña al fuego. Es verdad que esta apelación al diálogo no puede ser un brindis al sol, un enunciado hueco, hoy lo dice el editorial de El País, por ejemplo; así que imaginemos un escenario. ¿Cuál sería el ideal?

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Puigdemont renuncia al referéndum, porque además no va a ser un referéndum; no hace falta que haya tenido que decirlo también alguien tan poco sospechoso como Joan Manuel Serrat; puede seguir siendo el 1 de Octubre una gran movilización… pero no va a ser un referéndum. Y si eso fuera así, y si Puigdemont diera ese paso, Rajoy igual le podría ofrecer un diálogo… sin ponerle muchos límites. No va a proponer saltarse la ley, claro, pero abriendo el campo… que eso no sólo se hace en el fútbol, también la política.

Claro, porque ahora tanto Rajoy como su Ministro de Economía, Luis de Guindos, andan diciendo que si no hay referéndum se puede hablar del tema fiscal. ¿Y porqué no antes? Digo yo…. Y ya puestos a pensar en un escenario ideal: ¿Se imaginan a los dos presidentes compareciendo juntos para decir eso y para reconocer: “hasta aquí hemos llegado”? Pues no; no se lo imaginan y yo yampoco porque uno y otro no forman parte de la solución sino del problema. Y porque esto –además de su vertiente política, jurídica, legal- ya se ha convertido en una cuestión de honor, que es el peor camino para resolver conflictos.

Hoy el economista José Carlos Díez recuerda un principio matemático desarrolado por del Premio Nobel, John Nash, el de Una mente maravillosa (Russel Crowe)… ese principio sostiene que la solución a un conflicto es siempre la cooperación; y que si no hay cooperación las dos partes acaban empeorando su propia situción. Ese principio, que forma parte de la teoría de juegos, se conoce como 'El dilema del prisionero'. Pues ya aprovecho: por favor, señores, háganle caso al Premio Nobel: ¿Podrían liberarse… y liberarnos al resto de españoles, de catalanes… de todo esto? En sus manos encomiendo mi espíritu.

 
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