La fórmula es impecable

Barcelona

Por una vez, el presidente Puigdemont ha sido previsible en su respuesta al Consejo de Ministros, ni si, ni no, negociemos gobierno a gobierno. Tampoco la respuesta de Rajoy ha sido sorpresiva, nunca se niega a ganar tiempo: próximo ultimátum, el jueves. Lugar de diálogo el parlamento. Rajoy siempre que puede transfiere la faena a los demás: los jueces, el Rey, la Cortes. Y todo ello con el artículo 155 convertido en amenaza permanente. La pregunta más oída en Barcelona en cenas y conversaciones es: ¿dónde está el PSOE? En el ánimo de los que buscan puentes pesa mucho la incapacidad de los socialistas de tener propuesta propia en este difícil momento. Pero tantos años de ejercer de copropietarios de un régimen que necesita un reseteado condicionan mucho los reflejos.

Una idea que gana enteros, con un gobierno que no ha sabido evitar la crisis más grave de la democracia y con un bloque soberanista que ha acumulado capital pero no suficiente para dar un paso más, ¿no sería higiénica una renovación de personal convocando elecciones así en Cataluña cómo en España? Y probar que ocurre con nuevas caras. Esto exigiría, por supuesto, que los protagonistas más quemados de una y otro lado se quedarán en casa, que ya sé que es pedir mucho. Aunque Puigdemont ha dicho siempre que no repetiría.

Gerardo Pissarello, teniente de alcalde de Barcelona, apela al diálogo no como derrota sino como motor de cambio. La fórmula es impecable. Pero el gobierno español solo lo entiende como claudicación del independentismo y regreso al pasado. Y el gobierno catalán teme quedar atrapado en terreno balizado por el estado. Y así es difícil encontrar un espacio compartido que sea plataforma de futuro. Al fin y al cabo, hoy media Europa camina marcha atrás.

El monotema catalán no puede ocultar la tragedia humana y ecológica que vive Galicia con la propagación de incendios en cadena. Tanto la policía como el presidente gallego hablan sin ambages de incendios provocados. Núñez Feijoo ha llegado a utilizar la expresión “terrorismo incendiario”. Hay que deducir de sus palabras un compromiso para esclarecer que hay detrás de esta piromanía calculada. Hace demasiado tiempo que se sospecha de tramas de intereses organizadas. Toca desmantelarlas.