El horror nuestro de cada día

De nuevo el independentismo toma las calles de Barcelona, y más que lo hará, para protestar por el encarcelamiento de los conocidos como los Jordis, al tiempo que el Tribunal Constitucional, tan cansino históricamente, se comporta como un furioso atleta espídico y no para de acumular sentencias que declaran ilegales todos los actos de la Generalitat. Pero hay vida más allá de Girona y más acá de Lleida. Bien cerquita, condena de cárcel para cuatro directivos de la fenecida Caja de Ahorros del Mediterráneo, la CAM, torrente descontrolado con el que se financiaron megalómanas y ruinosas obras de la era Camps en la Comunidad Valenciana, como Terra Mítica o la Ciudad de la Luz. Declarar al Banco de España beneficios de 40 millones de euros, cuando en realidad las pérdidas superaban los 1.100, fue una de sus hazañas más llamativas, junto a echarse al coleto millones y millones en fastuosos pluses y planes de jubilación. La broma nos costó a los españoles 14.180 millones. Los mismos ciudadanos que ven cómo casi trece millones de sus compatriotas estaban en 2016 en inminente riesgo de exclusión social, tres más que en 2008, cuando empezó la gran crisis. Estamos en el pelotón de cola de la UE. Y anoten otra cifra: tres millones de españoles, tres, viven en pobreza severa. Ese sí es el horror de nuestro día a día.