¿Hay capacidad para imponer el 155?

Lo oímos a todas horas y en todo lugar, desde los artículos más sesudos a la barra del bar: si Puigdemont no rectifica, se le aplica el 155 y hemos acabado. ¿Acabado? ¿Pero de verdad hay alguien con dos dedos de frente que vea sencilla la operación de poner en marcha un mecanismo de tal calibre, nunca experimentado, que nadie sabe cómo iniciarlo, tampoco el Gobierno de Rajoy, pero del que además se desconoce a dónde lleva ese túnel que ahora se abre? Pues en esas estamos, esperando a Puigdemont. Lo más probable es que agote otro plazo más sin ceder ni un milímetro, y así estará hasta que consiga negociar de tú a tú, de Estado a Estado, con el presidente del Gobierno de España. Su partido se sumó a sus socios, y le animó ayer con la proclamación de la independencia si se aplica el 155. O sea, a por todas. Ante la respuesta provocadora, Moncloa iniciará con toda solemnidad la puesta en marcha del dichoso artículo, con despliegue de todos sus leguleyos. Pero es justo en este histórico momento cuando surge la pregunta terrible: ¿Tiene el Gobierno de Rajoy la capacidad física, instrumental, de imponer tantas complejísimas medidas? ¿Si no supieron parar un referéndum, van a poder dominar a todo un Gobierno pleno de competencias, con 240.000 funcionarios y trece consejerías, declarado en rebeldía?