En estado catatónico
¿Es consciente el expresident del daño que está haciendo a su propia causa? ¿Es consciente de que con tanto disparate no está internacionalizando el conflicto sino que está desacreditando el independentismo a escala internacional?
En estado catatónico
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El procés ha dejado heridas muy profundas. Y las mayores las ha infligido Puigdemont a sus propios seguidores. Si los titubeos, ese paso adelante, paso atrás sobre la decisión a tomar, ya dejaron boquiabiertos a los independentistas, su huida a Bruselas les ha dejado en estado catatónico. Termina de arreglarlo al adoptar el papel de libertador heroico enfrentado a la tiranía que, además, nadie en Europa se puede tomar en serio. ¿Es consciente el expresident del daño que está haciendo a su propia causa? ¿Es consciente de que con tanto disparate no está internacionalizando el conflicto sino que está desacreditando el independentismo a escala internacional, que no es lo mismo? ¿Y que, de paso, está haciendo jirones la imagen de Cataluña?
El pasado día 5 de enero, en el programa de reyes de Radio Barcelona, Carles Puigdemont dio la noticia de que no volvería a ser candidato. Todos los que estábamos allí sabíamos que era verdad. Puesto que no tiene ambiciones personales, eso es cierto, lo mejor que podría hacer en estos momentos es dimitir del cargo que ya no tiene y afrontar con dignidad sus responsabilidades ante la justicia, es decir, adelantarse a lo que de todas formas va a pasar y devolver al pueblo y a las instituciones, con un gesto honorable, la respetabilidad en entredicho. Porque yo no sé si el independentismo mejorará, empeorará o igualará resultados el 21 de diciembre pero, aunque Puigdemont le dé los votos del cantar de gesta, lo estará arrastrando a un punto sin futuro. Y estará manteniendo a toda Cataluña en la incertidumbre, ese agujero por el que se le ha ido la solvencia a chorros