Cómo mantener viva la atención internacional

Lo más interesante de la comparecencia hoy de los exconsejeros del Gobierno catalán ante la Audiencia Nacional será saber si se mantienen los cargos de rebelión y sedición de los que les acusa la fiscalía o si los magistrados estiman, a la vista de sus declaraciones, que los hechos que se les imputan merecen otra posible tipificación penal. Lo mismo sucederá en el Tribunal Supremo con la declaración de los miembros de la Diputación Permanente del Parlamento catalán, en funciones hasta que se celebren las nuevas elecciones. En el caso de la Audiencia Nacional importará también mucho saber si se imponen medidas cautelares contra los imputados y si esas medidas incluyen el ingreso en prisión, teniendo en cuenta que la privación de libertad sin que medie sentencia previa es una medida cautelar extrema.

La negativa del expresidente Puigdemont a comparecer no va a ayudar mucho a sus compañeros, por más que su abogado intente disimular la desobediencia con la exótica solicitud de que declare por videoconferencia desde Bruselas. Sobre todo porque el propio Puigdemont ya aclaró, personal y muy públicamente, lo que piensa de la justicia española. Es posible que el expresidente de la Generalitat consiga quedarse en Bélgica al menos entre mes y medio y dos meses, tiempo mínimo que se tarda habitualmente en ese país en examinar una orden de detención europea y los posibles recursos contra la consiguiente extradición que presenten sus abogados. Es posible entonces que Puigdemont se encuentre todavía en Bruselas cuando se celebren las elecciones autonómicas del 21 de diciembre, uno de los objetivos de su estrategia, centrada muy claramente en conseguir mantener viva la atención internacional.