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Calles de sentido único para peatones: ¿Un fracaso social?

Madrid regula el sentido de dos de sus principales vías peatonales en medio del debate global sobre la seguridad y el afán por lograr ciudades más transitables

La Policía Municipal regula el sentido de la peatonalidad de la madrileña calle de Preciados / Javier Lizon EFE

Madrid

Estamos a las puertas de las navidad, y en los días festivos se empiezan a notar grandes aglomeraciones de gente en el centro de las ciudades. Los ayuntamientos se preparan para afrontar este reto de seguridad. El de Madrid, por ejemplo, ha tomado una decisión muy comentada: el acceso a dos de las principales arterias que desembocan en la Puerta del Sol, la calle Preciados y la calle Carmen, está siendo regulado para que los peatones circulen en un único sentido: en la primera solo en dirección a Callao y en la segunda únicamente para desembocar en el popular kilómetro 0 de Madrid.  

Reportaje | Calles de sentido único para peatones y el "fracaso social" de las aglomeraciones

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En la tarde del viernes, en esas dos calles, se entremezclaban los acentos de todos los rincones de España. Cientos de visitantes descubriendo la ciudad durante este puente que se fundían con madrileños buscando las primeras compras navideñas. El denominador común de todos ellos: la confusión por esta nueva medida. "No me han dejado pasar, no sabía ni que estaba cortada" decía un joven al que la Policía impedía el acceso a la calle Preciados desde Gran Vía. "Nosotros vamos a intentar que no nos vea la Policía porque llevamos ya dos vueltas" explicaba una pareja malagueña de visita en la ciudad que pretendía abandonar la calle Carmen por Callao, algo no permitido.

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Eran las 6 de la tarde y el centro de Madrid estaba ya absolutamente atestado de gente. El ambiente en estas dos vías era un poco más relajado que en otras colindantes y se paseaba mejor al no encontrar a tantas personas circulando de frente, aunque en los tramos más confluidos invadía la sensación de estar caminando casi como en una manifestación. Familias completas, muchos carritos con bebés, incontables selfies con las luces navideñas de fondo y un gran despliegue policial para explicar las medidas y evitar que la gente tomara el sentido equivocado. 

Una medida, en todo caso, excepcional. Solo durante las Navidades y solo los viernes, fines de semana, festivos y vísperas. Y sobre todo una medida de seguridad: el objetivo es evitar que la aglomeración de peatones pueda conllevar algún tipo de riesgo y que una hipotética evacuación sea más sencilla. 

El 'fracaso social' de las ciudades

La de Madrid es una medida inédita que ha generado mucho debate, aunque antes, en otras ciudades ya se tomaron decisiones parecidas. Por ejemplo, durante la Semana Santa de Sevilla o de Málaga, donde se forman pasillos de un solo sentido, vigilados por la Policía, para que la gente pueda atravesar las calles por las que discurren las procesiones de forma ordenada y sin interrumpir la celebración. Isabela Velázquez, urbanista y miembro del grupo de estudios 'Gea 21' apunta a otras ciudades como Barcelona, donde también se produce masificación de viandantes en la zona centro, como la próxima en tomar medidas y aunque asegura que entiende la necesidad de garantizar la seguridad se muestra crítica con la situación. "Tenemos una zona absolutamente saturada rodeada de zonas bastante vacías. Es un poco un fracaso social que todo el mundo se aglomere, en la era de la información, en un espacio, de forma que ya no lo puedan utilizar y entre en unas condiciones de seguridad negativas" explica Velázquez.

Europa, en busca de soluciones

En ese reto, el de la seguridad para los peatones, están embarcados también en el resto de Europa. En Italia encontramos el precedente más parecido a la idea del Ayuntamiento de Madrid. Ocurre en Venecia. Allí, durante el Carnaval, las estrechas calles que dan acceso a la Piazza San Marco se establecen como de sentido único para los viandantes. Y aunque la idea ronda la cabeza de dirigentes de muchas ciudades, los especialistas apuestan por medidas preventivas. "Por ejemplo ya en el año 2000, la calle Oxford Street, en Londres, estuvo estudiando la posibilidad de hacer dos sentidos. Yo creo que la solución de raíz sería evitar esa congestión desde el principio, no intentar aplicar soluciones de gestión de tráfico a los peatones” asegura la urbanista.

Al margen de lo que ocurre en Madrid, la imagen estas navidades en Europa es la de ciudades casi atrincheradas. Como en Berlín donde se cierra el perímetro de los tradicionales mercadillos navideños con grandes bloques de hormigón; París, la primera capital en tomar medidas para proteger al viandante tras los atentados de noviembre de 2015 o Estrasburgo, donde la policía controla el acceso al centro de la ciudad registrando incluso bolsos y mochilas. Todo con esa mezcla de preocupación por la seguridad y afán por lograr ciudades más transitables.

 
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