El adiós de la pareja más mítica del cine clásico

Madrid

Parejas de cine ha habido muchas pero ninguna como ellos. Katharine Hepburn y Spencer Tracy compartieron un romance que duró 27 años y que en lo profesional se tradujo en 9 películas juntos en las que retrataron con humor y romanticismo la eterna lucha de sexos. Pero en 1967 Spencer Tracy era ya un hombre muy enfermo. Tenía problemas graves de riñón, hígado, corazón y pulmón, como consecuencia del abuso de la bebida y el tabaco. Había dejado las cámaras y apenas salía de la casita de campo que Kate había alquilado para cuidarle. Intentando animarle, interesándole de nuevo por el trabajo, el director Stanley Kramer les convenció para que rodaran una nueva película juntos: “Adivinia quién viene esta noche”.

La película abordaba un problema social. En aquel momento el matrimonio entre blancos y negros era ilegal en 14 estados de Norteamérica. El tema de la película estaba, por tanto, de plena actualidad. ¿Cómo reaccionaba un matrimonio liberal y progresista cuando su hija les dice que va a casarse con un hombre de color? Ese hombre de color era Sidney Poitier. Cuando rodó la película el actor era ya una estrella muy conocida y muy atractiva para el público blanco. Era además el primer actor negro que había conseguido ganar un Oscar. La chica de la película era Katherine Houghton, sobrina en la vida real de Katharine Hepburn.

Katharine Hepburn tuvo que avalar con su salario el seguro que el estudio exigía para Spencer Tracy. El actor estaba tan enfermo que muchos pensaban que no iba a vivir lo suficiente para terminar el rodaje. En la película la pareja interpretaba a un viejo matrimonio y algunos diálogos parecían extrapolables a su relación fuera de la pantalla.

17 días después de terminar la filmación ocurrió lo inevitable. “Era por la mañana temprano” –explicaba Katharine Hepburn– “Spencer se levantó a por una taza de té. Le oí en la cocina e iba a reunirme con él. De repente, escuché caer la taza al suelo y acto seguido un ruido sordo. Abrí la puerta de la cocina y lo ví. Spencer se había desplomado. Había sufrido un colapso y estaba muerto. Llamé a pompas fúnebres y me dijeron que no tenían suficiente personal así que yo misma ayudé a cargarle en el coche fúnebre. Luego mi amiga Phyllis y yo lo seguimos en mi coche y a una manzana de la iglesia nos dimos media vuelta. No quería asistir al funeral. Se había acabado, era el final”.

Kate aceptó dejar a la viuda de Spencer, Louise Tracy, todo el protagonismo en las exequias y homenajes posteriores. La actriz no quiso ver nunca la película porque le traía muchísimos recuerdos. Tampoco acudió a recoger el Oscar a la mejor actriz que ganó por su papel. Su vida y su carrera continuaron, pero Katharine siempre se refirió a aquellos 27 años que pasó junto a Spencer como los mejores de su vida.