¿Masturbarse es bueno para la salud?

Madrid

Aunque no se lo crean hay personas que se hacen llamar profesionales de la psiquiatría que desde sus consultas intentan convencer de que la masturbación es perjudicial para la salud. Sí. Como lo oyen. Llegan a comparar la masturbación con el consumo de drogas, el alcoholismo o la ingesta desmesurada de comida para satisfaces la ansiedad. Lo juro.

Desconozco cómo siguen teniendo licencia para tratar psiquiátricamente a nadie estos supuestos profesionales. Dudo mucho que el médico en cuestión sepa más que la Universidad de Harvard, quienes han estudiado uno de los cánceres que más vidas se cobra en nuestro país, el de próstata. Así que permítanme que esta noche me centre en él.

El hecho de masturbarse, descargar las reservas de semen y eyacular está directamente relacionado con la actividad beneficiosa para el aparato reproductor masculino. Que esto ocurra estimula y mantiene en óptimas condiciones la próstata. Ese órgano, de difícil acceso, que le recuerdo muchos de ustedes se niegan a estimular por aquello de los prejuicios, y cuyo ejercicio después de eyacular es absolutamente beneficioso. ¿Saben ustedes cuántas veces debe eyacular un hombre para reducir su riesgo de la mala enfermedad? Pues después de estudiar a miles de varones, el equipo liderado por Jennifer Rider, profesora de epidemiología de tan magna universidad, los hombres que más eyacularon del estudio, redujeron las probabilidades de tener cáncer de próstata. Los que alcanzaron en 21 ocasiones al mes el éxtasis más absoluto, redujeron el riesgo de cáncer en más del 30%.

Quizás a este médico de cuyo nombre no quiero ni acordarme, más le valdría tener un poco de decencia y dejar de estafar a sus pacientes. Entiendo que el pilar de su existencia no es la medicina, sino el dinero que pueda reportarle. ¿Y sabe qué? Ojalá me estén escuchando alguno de los hombres a los que trata. Esos a los que les dice que para frenar su ansiedad deben dejar de masturbarse. Ojalá me estén escuchando en el Ministerio de Sanidad y tomen cartas en el asunto.

Ya lo siento, Doctor; ni siquiera le concedo sus dos minutos de gloria. No pienso darle publicidad. Los que le leen saben lo que ha escrito, es lo que tienen las redes sociales, que su artículo se ha leído y mucho. Y fíjese, alguno de sus pacientes es oyente de este programa. Y ha dudado lo suficiente como para mandarme el articulito de marras.

¿A quién van a hacer caso, señores? ¿A un médico que reprime o a los estudios de una universidad?

Piénsenlo la próxima vez que se sientan culpables por quererse así de rico.