Cómo los Globos de Oro han castigado a Weinstein
Las nominaciones de los premios de la prensa extranjera en Hollywood han dejado fuera todo lo que huela a caso de acoso o abuso sexual, ya sea de Weinstein, Kevin Spacey o Louis CK
Madrid
La temporada de premios arranca este domingo con los Globos de Oro, los premios de la prensa extranjera en Hollywood, una gran fiesta empañada este año por la gran cantidad de casos de acoso y abusos sexuales aparecidos en la industria de Hollywood. Lo que parecía un secreto a voces, si atendemos a los gags de Padre de familia, South Park, 30 Rock y la lectura de las nominaciones gala de los Oscar presentada por Seth MacFarlane, pasó a considerarse algo muy serio cuando en octubre de 2017, el Newyorker y The New York Times publicaban las denuncias de más de 40 actrices cometidas por el productor Harvey Weinstein.
Desde esa exclusiva, no han parado de salir nuevos casos que tocan a muchos directores y actores, lo que pone en evidencia que en Hollywood no hay manzanas podridas; sino que predominan conductas sistemáticas, tanto machistas como de abuso de poder, como denunciaba Emma Thompson. Kevin Spacey, Dustin Hoffman, Stallone, Jeffrey Tambor o Louis CK han sido señalados y muchos de ellos apartados de sus series o películas.
Todo este terremoto ha abierto en canal a una industria machista, pero donde las cosas pueden cambiar por primera vez. Muchas cadenas han expulsado a los acusados, en lo que parece más una operación de evitar el escándalo, que por real convencimiento, puesto que se ha visto como muchas de esas compañías escondieron o no dieron crédito a las acusaciones. El movimiento más importante viene de las propias mujeres. Después del cruce de acusaciones entre algunas de ellas -muchas contra Meryl Streep- y de la superficial propuesta de ir todas vestidas de negro a la gala, más de 300 actrices han creado la fundación Time's Up para trabajar contra el abuso y el machismo en Hollywood.
El acoso en Hollywood, que se replica en muchas otras industrias desgraciadamente, ha abierto varios debates. Uno es la tolerancia hacía estas conductas y el otro debate, sobre la calidad moral o ética del artista. Es decir, si una malísima persona puede ser un artista excelente. Las nominaciones de los Globos de Oro, primera prueba de fuego de la industria ante la opinión pública, parecen haberse centrado más en el primer debate que en el segundo. Los votantes para los premios de la prensa han nominado tratando de limpiar toda huella de aquello que huela a acoso sexual, sin preguntarse si una cosa quita la otra y han obviado que durante años han premiado a Weinstein, a Allen, a Spacey y a muchos otros, sin hacer casos de los indicios con los que ya contaba la prensa, gremio que decide estos galardones.
Hace años la organización de los Globos de Oro hizo oídos sordos a las críticas de Dylan y la actriz Mia Farrow, expareja e hijo adoptivo de Woody Allen, por entregarle el premio honorífico Cecil B de Mille al director neoyorquino cuando siguen acusando a Allen de haber abusado de su hija adoptiva. Un caso cerrado por la justicia pero que siguen denunciando. Woody Allen, que siempre ha negado las acusaciones, ha sido nominado en trece ocasiones a estos premios y cuenta con dos Globos de Oro. Es curioso que este año su película Wonder Wheel se haya quedado fuera, probablemente no haya gustado a la crítica americana que no ha sido muy afectuosa con la cinta; pero más cantada estaba la nominación para Kate Winslet, la protagonista.
Tampoco en 2018 hay ninguna película producida por Weinstein entre las nominadas, después de haber colocado en mejor drama cinco consecutivas. Weinstein siempre ha tenido fama de realizar las mejores campañas de promoción de los premios debido al poder que ostentaba. Por ello, es la segunda persona más mencionada en los discursos de agradecimiento de los Oscar, empatando a 34 menciones con Dios y solo superado por Spielberg.
En las categorías de televisión también se han deshecho de las manzanas podridas, pero no del sistema que miraba para otro lado. Para evitar que el cómico Louis CK subiera al escenario, no ha sido nominada la serie que produce, una de las comedias del año, Better things, aunque sí lo ha logrado su protagonista, Pamela Adlon, en lo que parece un guiño a la calidad de la serie y, por supuesto, de su interpretación.
En el caso de Jeffrey Tambor, ni él ni la serie que protagoniza, Transparent han resultado nominados. El actor ha sido acusado de acoso sexual y está en el aire si continuará o no en la cuarta temporada. La serie de Jill Soloway sobre la transexualidad ha gustado mucho a la prensa cinematográfica y ha estado nominada en la primera y segunda temporada, ganando el premio a mejor comedia y Tambor a mejor actor. Sin embargo, esta tercera temporada ha desaparecido de las nominaciones con una trama que toca otro tema espinoso en Estados Unidos: el conflicto en Palestina.
Kevin Spacey es el gran damnificado. No solo está expulsado de la serie que produce y protagoniza en Netflix, House of Cards; sino que Ridley Scott rodó de nuevo las primeras escenas de Todo el dinero del mundo. Un nuevo montaje in extremis con un nuevo actor, Christopher Plumer sustituyendo a Spacey. A pesar del poco tiempo para verla con el que han contado los votantes, la cinta ha logrado tres nominaciones: la de Michelle Williams a actriz de reparto, la de Ridley Scott a mejor dirección y la de Christopher Plumer a mejor actor por un papel que ha preparado en tiempo récord y que ni siquiera ha rodado con todo el equipo. La de Scott sorprende puesto que la cinta no está en mejor drama y parece más un premio a su comportamiento al expulsar a Spacey.
Sí se ha salvado Pixar que ha vuelto a tener una de sus películas, Coco, nominada en la categoría de mejor película de animación y, además, es la favorita ganar el premio, a pesar de que el jefazo de la compañía, John Lasseter, haya sido apartado de su puesto por abusar de las trabajadoras. Se salva Pixar y Disney -que compró hace años la empresa- aunque era sabido dentro de la empresa el comportamiento de Lasseter. Por ejemplo, los trabajadores hablaban de "movimiento Lasseter", como la estrategia para evitar que les tocase el jefe.
Ahora habrá que esperar al domingo de madrugada para saber por dónde irán las habituales bromas de la gala, si habrá mea culpa por haber silenciado y bromeado sobre los abusos y si la acción de quitar a las manzanas podridas da resultado.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...