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'The end of the f***ing world', el retrato punk de amor adolescente que necesitábamos

Salvaje, gamberra, ácida, con una estética pop de los 90 y una banda sonora deliciosa, la ficción británica, estrenada por Netflix en todo el mundo, condensa con humor y sangre una visión no edulcorada del tránsito emocional de los adolescentes

'The end of the fucking world': el retrato punk del amor adolescente

'The end of the fucking world': el retrato punk del amor adolescente

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Madrid

El típico pardillo de instituto come solo con la mirada perdida. Mientras en sus auriculares suena 'Laughing ont the outside' y sorbe de una pajita, una chica, de cara pecosa y unos ojos verdes llenos de ira, se presenta ante él. Acaba de destrozar el móvil. No soporta que sus amigas le manden mensajes cuando la tienen enfrente. Él sale de su mundo, lleno de pensamientos psicópatas. Ha matado muchos animales, ahora busca una víctima mayor. Ya la ha encontrado. Ambos no saben que compartirán una salvaje huida a 'The end of the fucking world' ('El fin de este jodido mundo').

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La televisión funciona, en los últimos tiempos, a golpe de fenómeno imprevisto. La cantidad de series producidas y emitidas, casi 500 solo el último año en EEUU, complica la labor de ver y desechar con un mínimo criterio. Cuando se estrena el año, circulan artículos y secciones dedicadas al número de series que no te puedes perder. Por nombres, por reparto, por promoción… se completan listas que nunca se cumplen. Por ejemplo, nadie anticipó el éxito de ‘El cuento de la criada’. Y justo estos primeros días de 2018 reafirman esa lógica de que las series son inabarcables e incontrolables.

El primer éxito mediático del año es una serie estrenada en 2017. Una tragicomedia negra emitida en octubre en Channel 4, en Reino Unido, alcanza ese estatus de fenómeno gracias a su distribución internacional en Netflix. El canal británico, siempre transgresor y subversivo, ha producido ficciones tan relevantes como ‘Skins’, ‘Misfits’, ‘Utopía’, ‘Shameless’ o ‘Black Mirror’. Una buena cantera de series con mucha personalidad, tanto narrativa como técnica, a las que les ha costado ganar repercusión internacional. El gigante del streaming ha encontrado la fórmula perfecta para aprovechar esta carencia de las cadenas: entrar en la producción de ficciones a cambio de su emisión global y añadirle el título de ‘producción original’. ‘The end of the fucking world’ es la última obsesión de su CEO, Reed Hastings, quien dijo en su Facebook que era la serie más original, adictiva, salvaje y atractiva que había visto en mucho tiempo. Pocas palabras para que toda la crítica se girase y le prestase atención. El boca oreja en las redes sociales ha hecho el resto.

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La serie está basada en la novela gráfica del americano Charles S. Forsman, un dibujante de 25 años que ya creó un corto de esta historia, una escapada salvaje de dos adolescentes hasta encontrarse a sí mismo a través del amor. Netflix, Channel 4 y el creador Jonathan Entwistle, casi un principiante en escritura y dirección, han colaborado con Forsman en el guion de la serie desde el principio. El novelista ha desvelado en algunas entrevistas que recurre a los adolescentes en sus historias porque era alguien muy depresivo a su edad, perdió a su padre con 11 años, y su deseo principal era crecer, huir hacia adelante. Y todo eso está plasmado en la serie.

James es un psicópata vocacional de 17 años. Odia a su padre y no logra encontrar su sitio en la ciudad donde vive. Arrastra un acontecimiento trágico que le ha marcado y, desde entonces, en lo único que piensa es en matar. La caza de animales ya se le queda corta. Alex Lawther interpreta con una inquietante contención a este chico inadaptado de pocas palabras. El actor, que tiene 22 años, protagonizó el capítulo ‘Cállate y baila’, uno de los más comentados de ‘Black Mirror’, sobre un chaval que es chantajeado con un video sexual. Enfrente o al lado tiene a Alyssa, un auténtico torbellino difícil de callar. Una joven rebelde e inconformista, que detesta cómo el uso del móvil nos hace estúpidos y sueña con librarse de todas las ataduras a las que vive sometida. Jessica Barden, de 25 años, impregna de carisma un personaje vitalista, mordaz y a la vez inocente. La actriz ha participado en películas como ‘Langosta’ o series como ‘Penny Dreadful’.

Los dos emprenden una huida accidentada y desenfrenada para dejarlo todo atrás. Y esta tragicomedia negra torna en una road movie con toques de Tarantino y un regusto a ‘Bonnie and Clyde’. Una escapada salvaje, del pasado, de los traumas y del rechazo al entorno. Una fuga de quien son para descubrir quién pueden ser. En este trepidante viaje la ficción gana fuerza al saber enfocar temas sensibles con naturalidad. Hablan de sexo de forma directa y sin tapujos. “Manejamos un espectro mucho más amplio”, replica la chica ante las dudas del padre del joven sobre si su hijo es gay, evidenciando la distancia entre dos generaciones. Señalan el acoso sexual en el entorno familiar, detectan los abusos a menores o muestran el trauma del sexo no consentido. La ficción también sabe aprovechar su público potencial –es una serie de jóvenes pero no juvenil- para dejar claro que cuando una joven dice ‘no’ es ‘no’.

Frenética, irreverente, ácida, la serie desborda ese descaro británico, lleno de palabrotas y humor negro, que huye de los subrayados para lograr retratar a unos adolescentes cuyas acciones se corresponden con sus pensamientos. Algo poco habitual. ‘The end of the fucking world’ se encuadra dentro de esta amplia etiqueta de productos ‘coming-on-age’, que narran el crecimiento psicológico de la juventud a una temprana madurez, como una de las cintas indies del año, ‘Lady Bird’. Ambas huyen de la condescencia y se asientan en la amargura, con problemas cercanos a la realidad que le hacen ganar empatía. 

Con una estética pop de los 90, perfecta para estos tiempos de nostalgia, y una banda sonora deliciosa, la ficción condensa en ocho capítulos de 20 minutos el tránsito emocional de dos jóvenes que solo quieren descubrirse a sí mismos huyendo, también, del edulcorante-good feeling que nos ha vendido Hollywood.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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