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¿Esclavos de la red?

Pararnos a pensar un poquito y recuperar la capacidad de decidir, o sea poder decir: “¿quiero o no quiero utilizar todo esto?”

¿Esclavos de la red?

¿Esclavos de la red?

Madrid

Entre las grandes preguntas que plantea el siglo XXI creo que debemos incluir ya si es posible o no vivir desconectado de internet; de las redes sociales y de todo ese mundo que nos ha construido otra realidad y que desde luego nos ha cambiado la vida.

¿Esclavos de la red?

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A estas alturas describir la revolución tecnológica, económica, social o de comunicaciones que ha supuesto resulta una obviedad; pero de lo que se trata es de plantear si resulta tan, tan imprescindible, en todos los ámbitos, porque si la respuesta fuera que sí, que lo necesitamos en todas las facetas de la vida, igual deberíamos asumir la condición de esclavos de la red.

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Total, no ha pasado ni medio siglo desde los primeros escarceos de esta ciberealidad; aquella primera red llamada Arpanet o Google –por citar otro dato– no ha cumplido aún los veinte años. Los nuevos iPhone llevan sólo una década con nosotros, pero el cambio ha sido brutal, de una velocidad supersónica. Por eso llama la atención –y es muy interesante– que estén surgiendo algunos movimientos que van justo en dirección contraria; el último conocido afecta al sector de la moda donde cada vez más diseñadores se descuelgan de las redes sociales e incluso desaparecen de internet. A ese movimiento le llaman “existencia sorda”. O el caso de Suecia, donde intentaron incluir en su diccionario de la lengua la palabra “singoogleabilidad” para definir a quienes desean hacerse invisibles en la red. Y luego están las historias particulares como la que nos contó el otro día el escritor Lorenzo Silva con su salida de twitter; o sea, gente que decide bajarse del barco porque hay demasiadas olas.

Resumiendo: aquí no se trata de buenos ni malos, ni de negar el progreso, ni la modernidad, ni nada parecido. Pero a lo mejor pararnos a pensar un poquito y recuperar la capacidad de decidir, o sea poder decir: “quiero o no quiero utilizar todo esto”. Pues yo creo que puede ser un ejercicio muy saludable. Y es lo que les propongo hoy.

 
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