Otra vez el camino equivocado
Acábese con la deriva unilateral que saben que ha naufragado, en Cataluña, en el resto de España, en Europa y en el mundo entero, y explórese otro camino que devuelva la dignidad a la política y la paz a la ciudadanía
De nuevo enfrentamientos, de nuevo insultos, de nuevo coacciones físicas. Y como si estos tres meses últimos no hubieran aportado enseñanza alguna, Puigdemont y una parte de los secesionistas se aferran a la provocación de una investidura imposible. Poco podrá hacerse en Cataluña si quienes protagonizaron la ruptura de la legalidad no asumen su fracaso y rebobinan la loca carrera hacia la nada hasta retrotraerla a un punto donde se acepte de nuevo la legalidad democrática de la Constitución que aprobamos en 1978. Acábese con la deriva unilateral que saben que ha naufragado, en Cataluña, en el resto de España, en Europa y en el mundo entero, y explórese otro camino que devuelva la dignidad a la política y la paz a la ciudadanía. Buscan, y todo hace pensar que de manera deliberada, el choque y el combate, engordando el feo nacionalismo español hasta convertirlo en una grosera caricatura, con toros bravos y demás zarandajas redondeando el imaginario más rancio. Así les es más fácil luchar contra un enemigo al que ellos mismos han ridiculizado. Pero esta sal gorda no sirve de nada, que cualquier demócrata nota el engaño y sabe que quienes rompieron la baraja fueron ellos, por muchos errores y miserias que luzcan Rajoy y acompañantes. Sepulten los secesionistas al pequeño caudillo Puigdemont, tan poquita cosa, y regresen a la política con mayúsculas. Les esperamos.
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