Clint Eastwood y sus héroes de clase obrera

Madrid

En tiempos del cine de superhéroes, con Marvel apuntando a Black Panther, vuelve Clint Eastwood a sus 87 años, con una cinta que vuelve a homenajear a los héroes que le han interesado toda la vida: los hombres anónimos, de clase obrera, que luchan y trabajan y encuentran enfrente al estado. Dicho así suena a que el cine de Eastwood es una traslación del relato de la clase obrera de Ken Loach y, evidentemente, no lo es; pero hay algo que comparten ambos directores: la denuncia a dos gobierno que se han olvidado de esta clase social.

El director norteamericano, republicano reconocido y votante de Trump, se fija en la clase trabajadora blanca, fundamentalmente. Muchos de ellos soldados y, como ya hizo en El francotirador, traza un halo de humanidad en aquellos a los que la administración de turno utiliza para salvaguardar la patria fuera de sus fronteras y, cuando vuelven, se olvida de ellos.

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En esta ocasión, en 15:17 tren a París, Clint Eastwood adapta un hecho real, el atentado frustrado de unos yihadistas en un tren que iba de Amsterdam a París y que tres jóvenes ex marines frustraron abalanzádose sobre el terrorista. Los tres héroes son los protagonistas del filme. Se interpretan a sí mismos, en una decisión arriesgada de Eastwood que hace que la cinta gane realismo, pero pierda el magnetismo que actores como DiCaprio o Bradley Cooper podían haber aportado.

Eastwood alarga el hecho en sí y nos ofrece una perspectiva de la vida anterior de estos chicos. Nacidos en un barrio de clase obrera, con familias complicadas y madres luchadoras, se fueron a Afganistán a servir a su país y a la vuelta, se encontraron con que no eran nadie. Para eso este thriller, rodado con pulso, y que explica por qué la derecha americana (Trump, en esta ocasión) obtiene votos de una clase trabajadora que jamás será defendida por ella.