Hora 25El dietario de Ramoneda
Opinión
El dietario de Ramoneda

¿Quién paga Waterloo?

Josep ramoneda reflexiona sobre los gastos de Puigdemont, el cierre de campaña en Italia y la situación en Rusia

Barcelona

¿Quién paga Waterloo? Después del último movimiento de Puigdemont, el gobierno abre esta vía, dónde parece que predomina el dinero de amigos y conocidos del expresidente. Mientras el soberanismo intenta construir una investidura, que todavía ofrecerá algunos sobresaltos, abro un poco la ventana porque el mundo no para y a veces estamos demasiado obsesionados en nuestras cuitas familiares.

Italia se apresta a votar. En los tiempos que corren la volatilidad de los liderazgos desconcierta. Hace cuatro días que Mateo Renzi irrumpió con un ciclón. Inauguró la moda política que llevaría a Macron al poder: soy de derechas y de izquierdas a la vez. Pero su afán reformista se estrelló en un referendum en 2016. Hoy es un candidato sin cartel, arrinconado por la campaña. Y su partido está a la deriva, despojado de identidad. Moraleja: Cuidado con las irrupciones imparables, que a veces caen a la misma velocidad con que subieron. Italia lleva cuatro presidentes del gobierno elegidos sin pasar por las urnas. Y ya se habla de que uno de ellos, Paolo Gentiloni, el que ahora ocupa el cargo, en la confusión, puede ser llamado otra vez a formar gobierno. Así, no es extraño que los italianos voten barullo.

Toda la estrategia de Putin ha girado desde el primer día en torno a un objetivo: devolver a Rusia el orgullo de potencia. Ahora, en plena campaña electoral llega la culminación del proceso con el retorno a la cultura de guerra fría. Rusia perdió la anterior, al hundirse en el esfuerzo titánico al que le sometió la carrera armamentística. Ahora exhibe arsenal ultramoderno y todopoderoso: misiles capaces de vencer a cualquier escudo que se le ponga enfrente. Y responde así al belicismo de Trump. ¿Una regresión de medio siglo?

“Arriesgémonos a ser más democráticos”, Timothy Garton Ash recuerda en el País esta consigna que Willy Brandt lanzó en 1969. Y lo hace para advertir al SPD alemán de que un nuevo coalición con la derecha puede ser su final y a la social democracia en general que es con más democracia y no entregándose a la derecha que se puede combatir al populismo. Incluir, no excluir, debería ser hoy la consigna.

 
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