Ciego es el que no quiere ver
Josep Ramoneda reflexiona sobre los resultados de las elecciones italianas y el europeísmo
"Ciego es el que no quiere ver"
02:08
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Barcelona
El Movimiento 5 estrellas se impone en Italia, la Liga Norte, puro neofascismo, gana la batalla de la coalición de derechas, colocándose por delante del partido de Berlusconi, genuino precursor del populismo actual. Es el peor de les escenarios imaginados por los partidos del statu quo europeo. ¿Servirá la experiencia para que neoliberales, conservadores y socialdemócrata asuman la crisis de gobernanza que han generado y se pregunten por qué la ciudadanía les rechaza cada día un poco más? ¿O se limitarán a seguir descalificando a los partidos que amenazan su dominio y culpando a los electores por haber elegido mal? La calidad de una democracia se mide por su capacidad inclusiva. Los partidos del statu quo excluyeron a buena parte de los ciudadanos con las políticas que llevaron al desastre de 2008 y con la austeridad radical que desencadenaron después. Y pretenden excluir ahora a los partidos en los que se refugió un electorado desorientado. Sobre todo si tienen tufo izquierdista.
No lo duden Europa priorizará la alianza entre la extrema derecha y el berlusconismo (impúdicamente llamada centro derecha) antes que dejar paso a los Grillini. El presidente del Parlamento Europeo, y miembro de Forza Italia, lo dijo sin rubor: “Berlusconi es el único capaz de parar los pies al populismo en Italia”. Ciego es el que no quiere ver.
El 2014 irrumpió una estrella, Mateo Renzi. En 2016 tuvo que abandonar la presidencia del gobierno, ahora renuncia a seguir dirigiendo su partido después de haberlo llevado al desastre. El PD, la izquierda italiana se hace transparente como casi toda la socialdemocracia. Renzi, en nombre del reformismo, la arrastró a la derecha y a la ortodoxia de Bruselas. Los ciudadanos le han abandonado, cómo al partido socialista francés, como al alemán, como al español como a casi todos. Y no aprenden la lección. O, simple y llanamente, no saben por dónde tirar.
El europeísmo oficial honra al SPD alemán por haber vuelto a la coalición con la Merkel, contrariando sus promesas electorales, es decir, jugando, una vez más, con la confianza de los electores. La socialdemocracia como en tantos países renuncia a ser alternativa y deja espacio libre. La extrema derecha liderará la oposición en Alemania. ¿Qué pasará dentro de cuatro años?