Todos contra Putin
La reelección del presidente ruso le sitúa como el "malo internacional" para una Unión Europea que debería utilizarle como revulsivo para superar la actual parálisis política
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Madrid
Vladimir Putin seguirá pesando en los próximos seis años. Las elecciones presidenciales le han otorgado un importante respaldo patriótico pese a que su figura brilla más por la recuperación exterior de Rusia que por la situación interna. Su nombre se suma al equipo de fijos para los próximos años: Xi Jinping en China, Kim Jong Un en Corea del Norte y Donald Trump en Estados Unidos.
La anexión de Crimea, su respaldo al régimen de Al Asad en Siria, la sospechas por las injerencias desinformativas y tras el envenenamiento del ex espía Skipral y su hija han reforzado la imagen que tenemos de él como "el malo de la política internacional". Y más concretamente, por todas estas crisis, como el enemigo principal de la Unión Europea. A veces, un enemigo común puede servir para aglutinar voluntades más que un proyecto esperanzador. Una vez conformado el gobierno en Alemania, todo el mundo en Bruselas esperaba la iniciativa franco-alemana para relanzar el proyecto europeo. Sin embargo, Merkel parece llegar sin fuerzas y con demasiadas hipotecas internas y a Macron se le empieza a pasar el arroz en su país. El malestar crece y la ilusión europeísta puede diluirse.
Como remate, en Italia se puede concretar esta semana la peor de las hipótesis: un acuerdo político entre las dos formaciones más euroescépticas el Movimiento 5 Estrellas y La Liga. "Todos contra Putin" puede ser el aglutinador que rompa el inmovilismo.