Asensio habla con los ojos

Madrid

"Asensio es mejor que Mbappe". Esta frase fue pronunciada muchas veces por los directivos del Real Madrid durante la última pretemporada en Estados Unidos. El jugador francés se debatía entre Mónaco, París y Madrid, pero mientras se analizaba su posible fichaje siempre tuvieron claro en Chamartín que la mayor joya del fútbol mundial viste de blancos desde hace años.

Marco habla con los ojos. Responde cada pregunta con firmeza y sabe jugar con los silencios durante las entrevistas igual que juega con los espacios en el terreno de juego. Es un futbolista transparente que convina elegancia, educación y talento, y al que no le pesa la presión jamás. Le gusta sentirse importante, adora la responsabilidad. El día que le den diez partidos seguidos en el Madrid será titular hasta que se retire.

El pasado mes de diciembre recibió la llamada de clubes tan importantes como el Liverpool o el Tottenham. Le ponián sobre la mesa un cheque en blanco y la condición de titular indiscutible, pero él tiene claro que fichó por el Madrid para ser importante en este club.

Se siente muy valorado por el club en lo personal, en lo profesional y en lo económico. Por mucho que Zidane le haya puesto menos de lo esperado, no olvida que fue Zizou quien apostó por él en el verano de 2016.

El niño que se hizo hombre ante el Bayern, entró en la historia del fútbol con su gol en la final de Cardiff y se consagró en una Supercopa de España ante el Barça se ha subido al tren de la élite para no bajarse nunca. Clubes como el bávaro se llevaban las manos a la cabeza por no haber conseguido firmar a Marco por 3'9 millones de euros cuando jugaba en el Mallorca.

La planificación madridista de los próximos años lleva su nombre porque hablamos del jugador del futuro para Florentino Pérez.

Los futbolistas que vengan con su mismo perfil sabrán que Asensio tiene rol de galáctico en la planta noble del Bernabéu. Si se hizo amigo íntimo de Isco sin importarle compartir demarcación tampoco le pondría mala cara a Hazard. Él es Marco Asensio y no le pesa la mochila del éxito.