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La gesta de Magallanes y Elcano

Magallanes tenía la convicción de que debía existir un paso al sur de la costa sudamericana para llegar a la India y a la isla de las Especias (Las Molucas), por occidente, paso que ya había buscado sin éxito el marino Juan de Solis en 1516.

Retrato de Fernando de Magallanes / Anónimo

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SER Historia: Fernando de Magallanes (08/04/2018)

01:54:42

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Madrid

La posibilidad de encontrar una ruta alternativa para llegar a Oriente a través del océano Atlántico era de vital interés para la monarquía española, ya que la costa africana estaba bajo el control de su principal rival en el comercio de especias, Portugal.

Tras renunciar a la nacionalidad portuguesa, y con el apoyo del astrónomo portugués Ruy de Faleiro y del obispo Fonseca, logró interesar en el proyecto al monarca español Carlos I, quien puso a su disposición cinco naves: Trinidad (la nao capitana), San Antonio, Concepción, Santiago y Victoria (la única que regresa con Juan Sebastián Elcano de capitán), con una tripulación de 270 hombres de distintas razas y nacionalidades. Magallanes fue nombrado gobernador de las tierras que pudiera descubrir y se le otorgó la veinteava parte de los eventuales beneficios de la expedición.

La flota zarpó de Sevilla en agosto de 1519, luego de un fallido intento portugués de sabotear el viaje. El contingente pasó por el archipiélago de las Canarias y vía Cabo Verde siguió viaje hasta la costa del Brasil y dobló luego hacia el sur, donde exploró el estuario de la Plata. En la bahía de San Julián, Patagonia, pasaron uno de sus peores momentos de la travesía. Fueron cinco meses encallados donde la expedición se estableció para invernar, período en el que se perdieron dos naves, una por accidente y la otra por deserción; además, Magallanes tuvo de sofocar un motín.

Por fin, el 21 de octubre de 1520 accedieron al estrecho que lleva hoy su nombre, que les permitió traspasar el continente americano sin bordearlo. No fue fácil, fueron tres meses y 20 días sin probar casi alimento, con el agua pútrida, con ratas de alimento y galletas llenas de gusanos. Al otro lado del estrecho encontraron un océano de aguas tranquilas, era el Mar del Sur que recibiría luego el nombre de océano Pacífico, ante cuya vista el aguerrido navegante lloró de emoción.

Siguieron rumbo al norte, primero bordeando la costa de Chile para virar luego al noroeste hacia las que se conocen actualmente como islas Marianas (una de ellas fue bautizada como Isla de los Ladrones, posiblemente Guam), sin agua potable ni provisiones frescas, y con parte de la tripulación enferma de escorbuto. La llegada a aquellas islas les permitió reabastecerse y continuar explorando otras islas que conformaban el archipiélago que hoy lleva el nombre de Filipinas.

Fue en una de ellas, Mactán, donde Magallanes encontró la muerte en un enfrentamiento con los indígenas, con lo que se malogró su sueño de completar el primer viaje alrededor del mundo. Esta proeza correspondió al marino de vasco Juan Sebastián Elcano. Bajo su mando la expedición completó su periplo, primero rumbo a las Molucas donde recargaron las bodegas con valiosas y olorosas especias, para tocar tierra firme en el puerto de Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522 y dos días después en Sevilla, con vítores y aplausos. Arribó una sola nave, la Victoria, con tan solo 18 famélicos supervivientes a bordo, un cargamento de clavo de olor y nuez moscada y, curiosamente, un día perdido...

 
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