¡Qué malamente llegan a Sevilla!

Ni en sus peores sueños podía imaginarse Mariano Rajoy que iba a llegar a su aquelarre de Sevilla, presidente, presidente, con tan malas noticias en la faltriquera.

La decisión del tribunal alemán que veía el caso Puigdemont es demoledora. Y lo es a nivel europeo, lo que añade más enjundia al mazazo en la cabeza a los jueces y políticos españoles. Lo peor es que el tribunal alemán afirma que no ha visto violencia en la acción de los independistas catalanes, un auténtico jarro de agua fría para Madrid, pero una reconfortante ducha calentita para los seguidores de Puigdemont, que con esa decisión alemana crecen en Europa hasta alturas insospechadas. Y súmese a todo ello la decisión belga de dejar en libertad a Comín, Serret y Puig. Dos tremendos varapalos en unas pocas horas para las autoridades españolas, que habrán levantado ronchas en La Moncloa pero también en los hoteles de Sevilla, llenitos de altos cargos del PP. Una mala noticia, además, para la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, que ve cómo el camino jurídico tan querido por ella va encontrando demasiados tropiezos.

Y mientras el pimpollo Rivera se escurre como una anguila para defender lo indefendible, la fiscalía, por fin, ha decidido acercarse al depósito de cadáveres para introducir una notita por una rendija del ataúd de Cristina Cifuentes: en los tribunales nos veremos. Descanse en paz.