Maurice Ravel es, según James Rhodes, "el mejor compositor francés de la historia". Trabajaba lentamente, y eso hizo que compusiera muy pocas obras en comparación con otros compositores de su época: "Era un perfeccionista obsesivo, decía que tenía que arrancarse con sangre a sí mismo cada nota que componía", cuenta Rhodes. Tan obsesivo era que, como le encantaba llevar ropa de lujo, una vez llegó una hora tarde a un concierto porque no tenía los zapatos que le gustaban. Una auténtica estrella del rock de su época.
Próximos conciertos
[AGOTADO] 04/05/2018 - VITORIA, Teatro Principal Antzokia
17/05/2018 - GRANADA, Pl. Congresos - Sala García Lorca
29/06/2018 - FUENGIROLA, Castillo Sohail
07/07/2018 - VIGO, Auditorio Mar de Vigo
13/07/2018 - MADRID, Noches del Botánico - Real Jardín Botánico Alfonso XIII
03/08/2018 - EL ESCORIAL, Teatro Auditorio Escorial San Lorenzo de El Escorial
11/08/2018 - SANT FELIU DE GUÍXOLS, 56 Festival de la Porta Ferrada - Espai Port
La primera pieza que escuchamos este sábado en 'A Vivir...' es una tocata que pertenece a La tumba de Couperin (Le Tombeau de Couperin), compuesta por Ravel durante la Primera Guerra Mundial. "El tambeau, en francés, es una pieza que se escribe para recordar a alguien, y Couperin fue un gran compositor al que Ravel admiraba. En este grupo de obra hay seis movimientos, y cada uno de ellos está dedicado a uno de sus amigos que murió durante la Primera Guerra Mundial", explica el pianista británico.
"Es una obra increíblemente difícil: en un abrir y cerrar de ojos tienes que saltar varias octavas, a veces tienes que tocar acordes súper suaves y al final tan fuertes que parece que vas a romper el piano. Es como ir a 150km/h", cuenta Rhodes.
Ravel dijo que la única historia de amor que tuvo en su vida fue con la música, y la siguiente pieza es un trío con piano que es "increíblemente erótica. Toda esa sexualidad reprimida yo creo que la metió en su música", opina Rhodes.