Clint y la fórmula de las canciones

Madrid

El camino de la mano izquierda no es un disco conceptual pero detrás de él sí que hay un concepto: todo está inventado, así que ¿por qué no aceptarlo y aprovecharnos de ello en lugar de intentar huir hacia ninguna parte? Nuestra forma de aceptarlo, conscientemente a veces y subconscientemente otras, ha sido hacer un disco con continuas referencias a la música que de una u otra forma, nos ha influenciado en todos estos años.

Fémur dislocado

La canción más bailable en nuestra larga pero relajada carrera es también la primera en la que las voces son protagonistas. En la parte central hay un riff de guitarra bastante influenciado por el de Billie Jean de Michael Jackson como homenaje a su triste y alargada figura.

Aprieta fuerte el gatillo

Jorge Navarro, el productor del disco, le dio al tema el clásico sonido saturado de las grabaciones de los Sonics, que le iba como un guante a este tema que también, por primera vez para nosotros, está conducido por un saxofón que podría ser perfectamente el de los Champs además del rotundo acompañamiento de una energética fanfarria.

Raleigh tenía razón

En este tema, el más pop de todo el disco, hay al menos dos homenajes claros. La batería está basada en el Paradise city de Guns & Roses, y el final del tema es una adaptación básica del riff de guitarra de Thirteen de Big Star. Este tema iba a quedarse fuera del disco por su naturaleza diferente, pero en general estamos por la diversidad y en este caso en particular, el disco necesitaba algo de luz y frescor.

Fortuna no es suerte

Éste es un “estándar” Clint. Una canción que define perfectamente una parte de nuestra personalidad, la que a veces bordea la mítica frontera del tex mex. En el “estribillo” hay un saxo que después de haberlo grabado nos recuerda mucho al de aquel anuncio de Fortuna de hace unos 30 años, cuando aún éramos inocentes. Qué peligro tiene el subconsciente.

Suave es la noche

La balada del disco suena a fiesta de graduación americana hace 50 años, el sonido cristalino de las bandas instrumentales americanas cuando acompañaban a los tiernos adolescentes en sus primeros besos. Como ya ha quedado claro, para nosotros éste también es un disco “iniciático”, y en este caso, el cálido tono del cello es la primera vez que corre por los surcos de nuestros temas.