Ciudadanos no perdona una

Barcelona

Ciudadanos no perdona una al PP: si Rajoy, a la desesperada, cede la Seguridad Social a los vascos u otorga privilegios a los etarras, no habrá presupuesto. Y sin presupuesto, la resistencia de Rajoy tiene los días contados. Ciudadanos ha convertido la pelea por la hegemonía en la derecha en una disputa de machos. Es un efecto del proceso catalán. El centro como espacio político ha sido borrado de la escena. Y un PSOE en horas bajas no está en condiciones de impedirlo.

En Barcelona, nunca habrá colores prohibidos, ha dicho la alcaldesa Ada Colau, en uno de los pocos actos institucionales de una Diada atípica. Masiva cómo siempre pero con la Generalitat ausente. El eco de las imágenes del Wanda Metropolitana con simpatizantes del Barça obligados a quitarse sus camisetas amarillas lideraba comentarios y ocurrencias. A veces el ministerio del Interior parece el aparato de propaganda de sus adversarios.

“Cerrar los ojos es traicionar el oficio”. “Una novela es una conspiración permanente contras las verdades absolutas”. Estas dos sentencias o, si se prefiere, exigencias del trabajo de escritor han enmarcado el discurso de Sergio Ramírez, al recibir el premio Cervantes. Nicaragua, su país, arde por la represión de Daniel Ortega. O pasa momentos difíciles si se quiere decir con el lenguaje diplomático del Rey y el ministro de Cultura. Ramírez ha dedicado el premio a las víctimas, pero ha querido recordado las cuestiones de fondo: el autoritarismo, la miseria y el narcotráfico, que condenan a tanta gente a la emigración forzosa. El primer compromiso del escritor pasa por la palabra: decir las cosas por su nombre, sin eufemismos.

El autoritarismo postdemocrático que nos acecha: “No creo que la libertad sea compatible con la democracia”. Palabra de Peter Thiel, fundador de Paypal, uno de los gurus de Silicon Valley. Peligro.