Perplejidad y cabreo
La diferencia entre violación y abuso es que en el primer caso debe mediar violencia o intimidación. Pero, claro, con cinco tíos, hechos y derechos, en el rellano de una escalera… uno piensa: ¿qué más falta para intimidar?
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Madrid
¿Se han preguntado alguna vez cómo debe ser la vida tras haber sufrido una agresión sexual? Si te han violado, si han abusado de ti ¿qué haces, cómo sigues? ¿Te escondes, intentas olvidarlo? ¿Tal vez buscas apoyo en tu entorno? ¿Te puedes llegar a sentir culpable? Hoy me rondan –por razones obvias– muchas de estas preguntas.
Perplejidad y cabreo
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Uno de los principios básicos en un Estado de Derecho es respetar a los jueces y acatar las sentencias. Pero también se les podrá criticar, ¿no? ¿O se podrá dudar de esas sentencias? Eso aún no es delito, que yo sepa. Porque, miren, yo no entiendo la sentencia por el caso de “La Manada”. No la entiendo y, sobre todo, critico el mensaje que transmite porque me parece especialmente grave.
Podía haber sido peor, porque uno de los tres magistrados del tribunal pedía la absolución de los acusados, pero en cualquier caso la condena a nueve años por un delito de abusos sexuales –no por violación– ha desatado un enorme cabreo; y no sólo de los grupos feministas. Estoy convencido de que ahora mismo hay muchas personas en este país –mujeres y hombres– que aún no dan crédito –visto lo visto en el juicio– a esa rebaja de la pena que pedían tanto el fiscal como las acusaciones particulares.
La diferencia entre violación y abuso es que en el primer caso debe mediar violencia o intimidación. Pero, claro, con cinco tíos, hechos y derechos, en el rellano de una escalera… uno piensa: ¿qué más falta para intimidar? Le podían haber dado una paliza, claro, pero hombre, en fin. Lo que parece haber triunfado, al menos en parte, es todo el abanico de dudas que sembró la defensa de los acusados, incluida la difusión de aquel informe sobre la vida de la chica después de ser agredida; que si llevaba una vida aparentemente normal y todo eso.
Resumiendo: yo creo, sinceramente, que el mensaje de restarle gravedad a esos hechos resulta muy peligroso, muy nocivo. Y no me extraña que esta tarde estén convocadas ya un montón de concentraciones de protesta. No es para menos.