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"Luis fue mi maestro, le echo mucho de menos"

Luis de Marcos: la lucha por el derecho a una muerte digna

La fiesta de despedida de Luis de Marcos con familiares y amigos antes de morir / Imagen cedida por Asun Gómez Bueno

Madrid

“Quedamos en mi casa, así podremos charlar tranquilamente. Yo iré directamente desde el trabajo. Te espero en el portal.” Con estas palabras Asun Gómez Bueno me citaba en su domicilio madrileño una nublada mañana de abril. Asun acudió puntual. Vestía pantalón y camiseta negros. Al llegar me saludó con una sonrisa.

-Muchísimas gracias por recibirme, le dije.

-Es un placer, por Luis lo que haga falta, respondió.

Derecho a morir dignamente

18:33

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Ya en su casa nos acomodamos en el salón, una estancia amplia, luminosa, y muy acogedora. Está revestido de madera y de las paredes cuelgan numerosos cuadros. Al fondo, un gran ventanal dejaba entrar el cantar de los pájaros. El recuerdo de Luis lo impregnaba todo: “Lo importante fue que estuvimos juntos durante sus últimos días. Nos conocimos en mi primer día de trabajo hace casi treinta años, nos hicimos muy amigos pero perdimos el contacto cuando le diagnosticaron la enfermedad. Nos reencontramos tiempo después y nos casamos. Al final pudimos estar juntos, aunque fue muy corto”, comenzó a explicar. Asun transmite una paz especial cuando habla de Luis. La suya fue una historia de amor, de lealtad y compromiso que te deja sin aliento. Está llena de lágrimas y dolor pero también de mucho optimismo porque luchar juntos les hizo más fuertes. “La esclerosis acabaría apartándole del trabajo para siempre y de mí durante unos años. No me cogía el teléfono ni contestaba a mis mensajes. Cuando fui a visitarle a su casa después de todo aquel tiempo me esperaba sentado en una silla de ruedas, de espaldas, mirando a través de la ventana.” Sin saberlo aquel reencuentro fue el comienzo de la historia más bonita de su vida.

Luis de Marcos fue técnico de Televisión Española hasta que le diagnosticaron esclerosis múltiple primaria progresiva en 2010. En poco tiempo la enfermedad redujo su movilidad sólo a la cabeza y al cuello, también tenía dificultades para respirar y para hablar. Luis pasó los últimos cuatro años de su vida postrado en una cama y soportando unos terribles dolores: “Él siempre decía que era como estar metido en un traje de neopreno lleno de cristales”, explica. Cuando la enfermedad se encontraba en estado avanzado pidió a todos los partidos políticos la legalización del suicidio asistido y la creación de una ley de muerte digna que contemplara la eutanasia, prohibida actualmente por el Código Penal, pero no lo consiguió. Luis falleció el 1 de agosto de 2017, a los 50 años.

España carece actualmente de una ley sobre eutanasia pese a que más de la mitad de los españoles, según indican todas las encuestas, se muestran partidarios de regular esta práctica. La encuesta más reciente realizada por Metroscopia en 2017 corrobora el alto apoyo ciudadano: el 84% de los encuestados es partidario de permitir la eutanasia en caso de enfermedad incurable. El apoyo alcanza el 90% entre los menores de 35 años. La regulación tiene el apoyo del 66% de los votantes del PP, del 56% de los católicos practicantes y del 88% de los no practicantes.

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Para continuar su lucha Luis y Asun decidieron escribir un libro, La libertad anhelada, que él nunca vio terminar. Un manual sencillo y sincero que pretende aportar luz y esperanza a aquellas personas que atraviesen una situación similar a la que él vivió. Luis pensaba que cada uno de nosotros venimos al mundo con una misión y la suya fue “reivindicar un derecho fundamental, algo tan lógico como exigir una muerte digna.” El dinero recaudado con la venta de dicho libro irá destinado íntegramente a la Asociación Española de Lucha contra la Esclerosis Múltiple (AELEM). “No hubo un solo día en el que no aprendiera algo de él, fue un valiente. Fue lo mejor que me ha ocurrido y por eso le debía terminar el libro”, comenta.

Después de casi dos horas de conversación y confidencias dimos por terminado el encuentro. Ya en la calle, justo antes de despedirnos, le confesé que había sido una grata sorpresa conocerla. Asun me regaló una maravillosa sonrisa y dijo: “Todo por Luis."

(*) Nuestro agradecimiento a la Asociación Derecho a Morir Dignamente por habernos facilitado el encuentro con Asun.

 
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