Sarah Shook: "Es el momento de acabar con los roles de género en la música"
La cantante y activista Sarah Shook regresa a las tiendas con un disco que pone patas arriba los viejos cánones del country con un punto de vista rebelde y feminista
Madrid
Sarah Shook se largó de casa al cumplir 20 años. Se había criado en una familia cristiana fundamentalista que la educó en el hogar, alejada del mundo. Distanciada de su familia, Sarah buscó novio por Internet y tras encontrarlo se casó con él, un par meses después se quedó embarazada y se divorció. Con el tiempo acabó saliendo del armario e instalándose con su hijo en una caravana en medio del bosque en un pueblo de Carolina del Norte. Allí encontró trabajo de camarera en un bar en el que también solía actuar. “He estado escribiendo canciones desde que era pequeña, pero no actué en público hasta los 22 años”, explica Sarah a Sofá Sonoro. “Tras dar algunos conciertos decidí que quería una banda. Desde entonces he seguido adelante. Siempre hacia adelante”, relata la cantante.
Diez años después, Shook se encontró con la oportunidad de su vida, con la posibilidad de hacer de la música su oficio, de dejar el trabajo de camarera y de viajar por el mundo defendiendo unas canciones que son el retrato de su mundo, de su rabia, de su compromiso y valores. Pero la oferta de Bloodshot, un sello en ese cruce de caminos entre el punk, el rock y el country, tenía una condición. Sarah tendría que dar un paso al frente, abandonar su caravana y pasar 150 noches al año fuera de casa y lejos de su hijo. Lo primero que hizo la cantante fue hablar con el chaval. “Mi niño es un chico muy maduro y lógico”, presume Sarah cuando recuerda como su hijo le dio permiso para perseguir ese sueño musical. “Es increíblemente doloroso alejarse de él, saber que me estoy perdiendo el tiempo con él. Pero la tecnología ayuda muchísimo a sentirnos cerca”, admite.
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En 2015, Shook y The Disarmers editaron un disco de debut que se convirtió en una pequeña y grata sorpresa. “Si tres años atrás me hubieras dicho que sería un artista profesional a tiempo completo me hubiera reído en tu cara”, confiesa Sarah tras publicar este año su segundo álbum. “La verdad es que no vi venir esta vida por ningún lado ni me la podía imaginar”. Pero Shook, una mujer con la cabeza bien amueblada, no se ha dejado llevar por el giro que ha dado su vida. “Para ser honesta he de decir que realmente no quería la fama o el éxito. La fama y la celebridad son lo peor. Destruyen personas, arruinan las relaciones y rompen las familias. Es un desafío navegar a través de la fama y todavía estoy aprendiendo a manejarme en estos lares”, añade.
Tras el éxito de su primera entrega, Shook y sus compañeros de banda volvieron al estudio. “Grabar un segundo disco después del increíble éxito que tuvo nuestro debut fue sin duda algo complicado y en cierto modo desalentador, pero estábamos obligados y decididos a subir de nivel. Y está funcionando totalmente”, admite la cantante. “Grabamos el disco en vivo, con una enorme presión para clavar cada canción a la primera. Es una manera intensa de trabajar y grabar pero también captura la energía y el espíritu de la banda de una manera que solo las formas tradicionales de grabación consiguen”, añade.
La música de Shook resulta tremendamente revolucionaria dentro de un mundo tan conservador como el country. Sarah escribe de amores jodidos, de relaciones tóxicas y de planes fallidos desde una perspectiva femenina que rompe los clichés del country donde la mujer es habitualmente víctima y objeto. “Creo que las líneas de género se están difuminando por todas partes, no solo en el contexto de la música country o americana. Y creo que es un fenómeno importante”, explica Shook. “Como sociedad debemos aceptar y dar la bienvenida a todo tipo de identidades de género y asegurarnos de que nuestras comunidades sean inclusivas y seguras para los trans o los no binarios. Al final del día, somos solo seres humanos en un trozo de roca giratoria en el espacio, todos luchando, todos haciéndolo lo mejor que podemos”, añade.
La visión del mundo de Shook se plasma en su música, pero es precisamente la música la que le está quitando tiempo de trabajar en su otra pasión. “Me apasiona el activismo, pero ahora simplemente no tengo tiempo para hacerlo por las nuevas demandas profesionales de mi vida”, admite. Pero Shook ha encontrado otra forma de activismo. “Me di cuenta de que lo mejor que puedo hacer por ahora es estar aquí en la carretera con mi banda, dándolo todo en cada concierto, rompiendo todas las reglas y nociones sobre los roles de género y pateándolos. Esa es mi forma personal de activismo por el momento”. Su manera de hacerlo es clara. “Escribo directamente desde el corazón, directamente desde el bar, desde una serie de relaciones de mierda”, espeta la cantante, que defiende que no tiene referentes en la música. “No miramos a nadie”, apunta. “Construimos nuestro propio camino y hacemos nuestro propio viaje. Estamos empeñados en eso. Hace un año les avisé a los chicos de que tendrían que sacarse el pasaporte, que esto iba en serio. Y tenía razón. Lo sabía, ya entonces lo sabía y santo infierno, aquí estamos. Qué viaje tan loco estamos haciendo”.