Jugar a hacer política
Josep Ramoneda reflexiona sobre pretensión de Torra de reponer en sus cargos a los consejeros cesados, la investidura de Garrido en Madrid, la comisión para estudiar los delitos sexuales..etc
Barcelona
El presidente Torra sigue enredado en la política de gestos y provocaciones. Ahora con la pretensión de reponer en sus cargos a los consejeros cesados hoy en la cárcel o fuera del país. La respuesta más rotunda la ha dado Oriol Junqueras en el Diario.es: “Hablando se entiende la gente, dicen. Estamos en la cárcel y no ponemos como condición para dialogar, ninguna premisa, ni siquiera nuestra liberación, el traslado a las cárceles catalanas o el regreso de los exiliados”. Unos están en la cárcel, pero siguen tratando de hacer política, otros siguen empeñados en jugar hacer política. Y estas piruetas ya no dan para más.
Como previsto, Ciudadanos ha dado el sí, al heredero de Cristina Cifuentes, Ángel Garrido. Mucho tronar, mucho desgastar, pero a la hora de la verdad la derecha con la derecha y a ti te encontré en la calle. ¿Cuántas veces necesitará Pedro Sánchez que se lo recuerden para dejar de coquetear con una u otra derecha y emprender rumbo propio?
La comisión para estudiar los delitos sexuales tendrá mayoría de mujeres. Y es noticia: lo que debería ser lógico y natural es novedad. Lo realmente increíble es lo que ha pasado para llegar hasta aquí. Se convocó primera una comisión solo de hombres, después se quiso compensar metiendo unas pocas mujeres y ha sido la reacción de estas y el empuje de la protesta por los acontecimientos recientes lo que ha llevado las cosas a su sitio. Realmente, en materia de respeto a los derechos de la mujer está casi todo por hacer.
Estoy hoy en Alicante para hablar del 68. ¿Interesa realmente algo de lo que, según una encuesta reciente el 39 por ciento de los franceses de 18 a 34 años no han oído hablar nunca? Sin duda para la generación del 68 que es la mía cuenta la natural melancolía de unos tiempos en que parecía que todo era posible y las ganas de explicar los caminos que emprendimos después. Pero si el interés va más allá es porque, todas las distancias guardadas, hay un malestar general y un descrédito de los modos de gobernanza que recuerda, en claves muy distintas aquellos momentos. Y es lógico mirar si lo que ocurrió entonces da pistas: ¿ganarán las libertades o se impondrá el autoritarismo postdemocrático?
